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Es el nombre que se le da a la articulación tibia -fíbula a través de la membrana interósea.
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Este tubérculo de la tibia sirve de inserción distal a un denso engrosamiento de la fascia que cubre la cara lateral del muslo, añadiendo estabilidad a la articulación de la rodilla.
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Es agudo allí donde se inserta la membrana interósea, que une los dos huesos de la pierna.
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Discurre inferior y medialmente hasta el borde medial. La línea se forma en relación con el origen aponeurótico del músculo sóleo.
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Constituyen las paredes laterales de un encaje rectangular (mortaja), que es el componente superior de la articulación talocrural.
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En la tibia, sobresalen por encima del cuerpo medial, lateral y posteriormente, formando una cara articular superior.
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Este borde y la cara medial adyacente son subcutáneos en toda su longitud, y constituyen lo que suele conocerse como «espinilla».
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En la fíbula, está retorcido y marcado por los lugares de inserción muscular.
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Esta parte de la fíbula, sobresale a nivel de la parte superior de la tuberosidad de la tibia, ya que, semejante a una protuberancia redondeada, es subcutánea en la cara posterolateral de la rodilla.
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Actúa principalmente como lugar de inserción muscular, aunque también es importante para la estabilidad de la articulación talocrural.
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Se articula con los cóndilos femorales superiormente y con el talus inferiormente, y al hacerlo transmite el peso corporal.
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