1
Al establecer contacto visual con diferentes miembros del auditorio se promueve la atención e integración hacia el tema que se está exponiendo. Además, debe apelarse a la audiencia utilizando con frecuencia en su discurso la segunda persona del singular.
3
Si bien en su preparación deben anticiparse posibles preguntas, si no puede responder a alguna, es preferible que admita sus limitaciones que intentar engañar a la audiencia con falsas respuestas.
4
De la misma forma que la vestimenta, el vocabulario siempre debe adaptarse tanto a la temática tratada como al público. Si es necesario utilizar una palabra específica para designar un concepto de alguna disciplina (biología, filosofía, medicina, etc.) que el público probablemente no conozca, el término se utilizará solo luego de haber sido explicado de forma amena, clara y concisa.
7
Conocer el tema no es suficiente para poder expresarlo con efectividad. Un orador practicará en privado la mejor forma de exponer sus argumentos, combinando contenidos, tono de voz, gestualidad, ritmo y cualquier otro elemento que incluya en su disertación.
9
La exposición de un buen orador debe ser dinámica, utilizando diversas técnicas digitales o visuales que ayuden a mantener la atención del público. Parte de ese dinamismo implica también hacer las pausas necesarias al hablar, para señalar etapas en el discurso, crear expectativa o facilitar la comprensión del mensaje.