Narrado
El piadoso Eneas estaba contentísimo en Cartago y enamoradísimo de la reina. Pero tenía una misión que cumplir, y Mercurio tiene que ir a recordársela. Siempre dispuesto a obedecer el deseo de Júpiter, que le había repetido por activa y por pasiva que debía llegar a Italia, donde sería fundador de un nuevo reino, Eneas decide abandonar a Dido.Se siente muy triste y apenado, pero prepara sus naves y se dispone a partir " a escondidas".
Narrado
Empero la Reina (¿quién podría engañar a una amante?) presintió la trama y supo la primera los movimientos que se preparaban. La misma impía Fama fue quien llevó a la enamorada Dido la nueva de que se estaba armando la escuadra y disponiéndose la partida. Ciega, febril, como bacante enloquecida , recorre la ciudad…Encuentra , en fin, a Eneas y le interpela en estos términos:
La reina de Cartago
"¿Esperabas, pérfido, poder ocultarme tan negra maldad y salir furtivamente de mis tierras? Y ¿no te contiene mi amor, ni esta diestra, que te di en otro tiempo, ni la muerte cruel que espera a Dido?”
La reina de Cartago
Vete, no te detengo, ni quiero refutar tus palabras; ve, ve a buscar la Italia en alas de los vientos; ve a buscar un reino cruzando las olas. Yo espero, si algo pueden los piadosos númenes, confío que entre escollos te atormenten, donde llames a Dido en tu agonía. Ausente yo, te seguiré con negros fuegos.
La reina de Cartago
y cuando la fría muerte haya desprendido el alma de mis miembros, sombra terrible, me verás siempre a tu lado. Expiarás tu crimen, traidor; yo lo oiré y la fama de tu suplicio llegará hasta mí en el profundo reino de la sombra."
Narrado
Dicho esto, se interrumpe sin aguardar respuesta, y llena de dolor, se oculta a la luz del día y huye de los ojos de Eneas.
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