La
gratitud
de
la
fiera
Un
pobre
(
1
)
de
la
antigua
Roma
que
se
llamaba
Androcles
,
en
un
descuido
de
su
amo
,
escapó
al
(
2
)
.
Buscando
refugio
seguro
,
encontró
una
cueva
.
A
la
débil
luz
que
llegaba
del
exterior
,
el
muchacho
descubrió
un
soberbio
león
.
Se
lamía
la
(
3
)
derecha
y
rugía
dolorido
de
vez
en
cuando
.
Androcles
,
sin
sentir
temor
,
se
dijo
:
-
-
Este
pobre
animal
debe
de
estar
(
4
)
.
Parece
como
si
el
destino
me
hubiera
guiado
hasta
aquí
para
que
pueda
ayudarle
.
Vamos
,
(
5
)
,
no
temas
,
vamos
.
.
.
Así
,
hablándole
con
suavidad
,
Androcles
venció
el
recelo
de
la
fiera
y
tanteó
su
herida
hasta
encontrar
la
punta
de
una
(
6
)
profundamente
clavada
.
Se
la
extrajo
y
luego
le
lavó
la
herida
con
agua
fresca
.
Durante
varios
días
,
el
león
y
el
hombre
compartieron
la
(
7
)
.
Hasta
que
Androcles
,
creyendo
que
ya
no
le
buscarían
,
se
decidió
a
salir
.
Su
alegría
duró
poco
:
varios
centuriones
romanos
armados
con
sus
(
8
)
cayeron
sobre
él
y
le
llevaron
(
9
)
al
circo
.
Pasados
unos
días
,
fue
sacado
de
su
(
10
)
mazmorra
.
El
recinto
del
circo
(
11
)
estaba
lleno
a
rebosar
de
gentes
ansiosas
de
contemplar
la
lucha
.
Androcles
se
aprestó
a
luchar
con
el
león
que
se
dirigía
hacia
él
.
De
pronto
,
con
un
espantoso
(
12
)
,
la
fiera
se
detuvo
en
seco
y
comenzó
a
restregar
cariñosamente
su
cabezota
contra
el
(
13
)
del
esclavo
.
-
-
¡
Extraordinario
!
¡
Es
extraordinario
!
¡
César
,
perdona
al
esclavo
,
pues
(
14
)
a
la
fiera
!
-
-
gritaron
los
espectadores
.
El
emperador
(
15
)
que
el
esclavo
fuera
puesto
en
libertad
.
Lo
que
todos
ignoraron
fue
que
Androcles
no
poseía
ningún
(
16
)
especial
y
que
lo
ocurrido
no
era
sino
la
demostración
de
la
(
17
)
del
animal
.
.
.