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literatura del neoclasicismo
El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, renovó el horizonte político, científico y cultural de Europa y de gran parte del mundo. La Ilustración impulsó transformaciones urbanas, educativas y económicas que derivaron en grandes revueltas y revoluciones.
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literatura del neoclasicismo
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Temas y características del Neoclasicismo
LiteraturaLa luz de la razónUno de los principios más cuestionados de la Antigüedad grecorromana durante el siglo XVIII fue el razonamiento de que lo bueno es también bello y verdadero. Este fue uno de los aportes más importantes para crear la noción del “buen gusto” en el arte y la cultura.Durante siglos, el arte estuvo dominado por los dogmas e instituciones religiosas. Sin embargo, en el siglo XVIII, pudimos finalmente expresar la razón de nuestros pensamientos. Así nació un arte nuevo, fresco, iluminado por el conocimiento de las mejores mentes de nuestro tiempo: el del Neoclasicismo. Yo, Voltaire, tengo el gusto y el placer de acompañarte a conocer nuestra historia.Seguramente habrás visto que, en el Renacimiento, poetas, filósofos y escritores buscaron distanciarse de la religión. Pues bien, durante la época del Neoclasicismo los artistas buscábamos independizarnos por completo de las instituciones religiosas. Queríamos que la Iglesia dejara de mediar todas nuestras acciones, y especialmente las leyes, el arte y el conocimiento. En el siglo XVIII se transformó la manera de pensar de la sociedad europea gracias a la Ilustración, un movimiento filosófico y cultural que buscaba recuperar un principio fundamental de la filosofía clásica griega: alcanzar la verdad por medio del ejercicio de la razón. Por ello, pensadores de toda Europa nos esforzamos por aprender y adquirir conocimiento en todos los campos: no buscábamos un conocimiento fragmentado sino uno que articulara las diversas ramas del saber.A diferencia del Renacimiento, los filósofos y artistas del Neoclasicismo criticábamos fuertemente algunos de los principios filosóficos y culturales de la Antigüedad, y buscábamos reinterpretarlos para adaptarlos a nuestra época.Fue así como comenzó un movimiento que no solo le cambió la cara a las ciudades europeas sino que también construyó un discurso directo, crítico y muchas veces satírico de la sociedad, que terminó por cuestionar los viejos mandatos en Europa y transformó el mundo.¡Pero, ven conmigo! Aún hay mucho qué contarte. Acompáñame en esta aventura a través de los caminos del conocimiento, la luz y la revolución
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Nicolás Boileau-Despréaux (1636-1711)
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Temas y características del Neoclasicismo
Desde la invención de la imprenta, la producción de textos creció drásticamente, lo cual facilitó que personas de diferentes contextos sociales tuvieran acceso a la información. Pero fue en el siglo XVIII cuando el interés y el deseo por compartir el conocimiento aumentaron y contagiaron a gran parte de la población, particularmente a la burguesía europea.Durante esta época surgió el movimiento filosófico de la Ilustración, que buscaba, por un lado, separar el conocimiento y la moral de los dogmas religiosos y, por otro lado, exacerbar el uso de la razón. Así pues, los principales filósofos y exponentes de este movimiento promovieron el interés por la investigación, las ciencias naturales, el desarrollo científico, la creación de nuevas teorías, la educación y la difusión del conocimiento. Por ello, la literatura se convirtió en el principal medio para que las personas del común pudieran acceder al conocimiento y tuvieran con esto la posibilidad de ser autónomas y tomar decisiones de forma consciente e informada. Esto también contribuyó a que la producción literaria y la científica se independizaran de la vigilancia de la Iglesia católica. Como bien lo diría el gran filósofo alemán Immanuel Kant, el espíritu de la época podría resumirse en el lema sapere aude: arriésgate a conocer.En este tiempo las monarquías europeas comenzaron a distanciarse del clero, dando lugar al despotismo ilustrado y favoreciendo el surgimiento de una gran diversidad de vertientes religiosas y filosóficas que proponían nuevas visiones sobre Dios, la religión y el mundo. En consecuencia, surgieron dogmas como el panteísmo, según el cual el universo, la naturaleza y Dios son fuerzas equivalentes; y el teísmo, que asegura que hay un Dios que crea e interviene en el desarrollo del universo y de los seres humanos. De esta manera, comenzó la lucha por la diversidad de cultos y creencias, especialmente del protestantismo en algunos países de Europa.
Un cambio importante de los que ocurrieron durante el siglo XVIII fue la creación de las academias de la lengua y, con ellas, el establecimiento de las lenguas oficiales. Durante este tiempo surgió, en algunas monarquías europeas, la preocupación por alfabetizar a la población y aumentar la cantidad de nobles ilustrados que pudieran comprar títulos nobiliarios para distinguirse de las clases sociales más bajas y enriquecer las arcas de la corte. Apoyando esta intención surgieron instituciones como la Royal Society, formada por filósofos naturalistas y científicos que se dedicaban a compartir y desarrollar nuevo conocimiento en la corte inglesa.Las academias reales de la lengua se establecieron con el propósito de crear las normas de lectura, escritura, uso y pronunciación de la lengua oficial, la cual era, por lo general, la utilizada en las cortes. Al conjunto de normas que definía los usos, las normas gramaticales y la pronunciación ‘correcta’ de las palabras se le conoció como el buen uso de la lengua. Una de las academias de la lengua más importantes e influyentes durante este tiempo fue la Academia francesa, la cual difundía la joven lengua romance como un instrumento de prestigio y poder, no solo al interior del territorio franco-europeo, sino también entre las cortes internacionales.De manera similar, en diversos países de Europa surgieron dos posturas frente a la lengua escrita y hablada. Por un lado, estaba la lengua oficial, que era estandarizada por las academias de la lengua. Por otro lado, estaba la lengua vulgar o coloquial, que era comúnmente la lengua que hablaban las clases sociales más bajas, quienes en muchos casos no habían conseguido dominar la lengua oficial.Precisamente, la noción del buen uso de la lengua promovida por las
Un cambio importante de los que ocurrieron durante el siglo XVIII fue la creación de las academias de la lengua y, con ellas, el establecimiento de las lenguas oficiales. Durante este tiempo surgió, en algunas monarquías europeas, la preocupación por alfabetizar a la población y aumentar la cantidad de nobles ilustrados que pudieran comprar títulos nobiliarios para distinguirse de las clases sociales más bajas y enriquecer las arcas de la corte. Apoyando esta intención surgieron instituciones como la Royal Society, formada por filósofos naturalistas y científicos que se dedicaban a compartir y desarrollar nuevo conocimiento en la corte inglesa.Las academias reales de la lengua se establecieron con el propósito de crear las normas de lectura, escritura, uso y pronunciación de la lengua oficial, la cual era, por lo general, la utilizada en las cortes. Al conjunto de normas que definía los usos, las normas gramaticales y la pronunciación ‘correcta’ de las palabras se le conoció como el buen uso de la lengua. Una de las academias de la lengua más importantes e influyentes durante este tiempo fue la Academia francesa, la cual difundía la joven lengua romance como un instrumento de prestigio y poder, no solo al interior del territorio franco-europeo, sino también entre las cortes internacionales.De manera similar, en diversos países de Europa surgieron dos posturas frente a la lengua escrita y hablada. Por un lado, estaba la lengua oficial, que era estandarizada por las academias de la lengua. Por otro lado, estaba la lengua vulgar o coloquial, que era comúnmente la lengua que hablaban las clases sociales más bajas, quienes en muchos casos no habían conseguido dominar la lengua oficial.Precisamente, la noción del buen uso de la lengua promovida por las
Un cambio importante de los que ocurrieron durante el siglo XVIII fue la creación de las academias de la lengua y, con ellas, el establecimiento de las lenguas oficiales. Durante este tiempo surgió, en algunas monarquías europeas, la preocupación por alfabetizar a la población y aumentar la cantidad de nobles ilustrados que pudieran comprar títulos nobiliarios para distinguirse de las clases sociales más bajas y enriquecer las arcas de la corte. Apoyando esta intención surgieron instituciones como la Royal Society, formada por filósofos naturalistas y científicos que se dedicaban a compartir y desarrollar nuevo conocimiento en la corte inglesa.Las academias reales de la lengua se establecieron con el propósito de crear las normas de lectura, escritura, uso y pronunciación de la lengua oficial, la cual era, por lo general, la utilizada en las cortes. Al conjunto de normas que definía los usos, las normas gramaticales y la pronunciación ‘correcta’ de las palabras se le conoció como el buen uso de la lengua. Una de las academias de la lengua más importantes e influyentes durante este tiempo fue la Academia francesa, la cual difundía la joven lengua romance como un instrumento de prestigio y poder, no solo al interior del territorio franco-europeo, sino también entre las cortes internacionales.De manera similar, en diversos países de Europa surgieron dos posturas frente a la lengua escrita y hablada. Por un lado, estaba la lengua oficial, que era estandarizada por las academias de la lengua. Por otro lado, estaba la lengua vulgar o coloquial, que era comúnmente la lengua que hablaban las clases sociales más bajas, quienes en muchos casos no habían conseguido dominar la lengua oficial.Precisamente, la noción del buen uso de la lengua promovida por las
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las reformas borbónicas
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literatura del neoclasicismo
Arte, ciencia y escritura:las vías del progresoLa consolidación de nuevos principios morales (igualdad, libertad y fraternidad) y del método científico como base del progreso y el bienestar favorecieron la formación de redes culturales que articulaban el trabajo de filósofos, artistas, científicos y escritores. Además, la escritura adquirió un valor altísimo porque materializaba el conocimiento y lo ponía al alcance de un público cada vez más amplio y, a su vez, promovía el uso correcto de la lengua. En consecuencia, todo lo que fuera escrito y publicado debía tener algún valor moral, práctico o educativo.Así, el libro se convirtió en una herramienta social y ser escritor se volvió un oficio que implicaba una responsabilidad social. Por ello, gran parte de los escritores del Neoclasicismo dedicaron sus vidas casi exclusivamente a la producción literaria, en contraposición al hombre renacentista, que tenía la escritura como un oficio menor comparado con otros roles que desempeñaba en la sociedad. De hecho, la literatura del siglo XVIII, y especialmente la literatura neoclasicista, se destacaron por criticar abiertamente las instituciones de poder, especialmente las religiosas y a algunos gobernantes.
¿Alguna vez has preguntado a tus padres cómo hacían sus tareas y trabajos sin Internet? Seguramente te han mencionado que iban a la biblioteca local, o que consultaban en sus casas una colección polvorienta de libros repletos de información, que iban de la A a la Z. Sí, estamos hablando de las enciclopedias. ¿Te has preguntado alguna vez cómo surgieron y cuál fue su importancia?Gracias al espíritu ilustrado que marcó el siglo XVIII, algunos dirigentes y miembros de las monarquías europeas, especialmente en Francia, Austria, Prusia y Rusia, intentaron promover el pensamiento y los valores de la Ilustración en las cortes y entre sus súbditos. En consecuencia, las monarquías comenzaron a financiar proyectos y publicaciones que difundieran el conocimiento entre la población.Sin embargo, esta intención de implementar políticas que impulsaran la Ilustración provocó también grandes desigualdades, puesto que los dirigentes buscaban crear grandes cortes ilustradas que decidieran por los intereses de la aristocracia y del pueblo. Así pues, se crearon gobiernos paternalistas, que imponían leyes que en ocasiones ayudaban al bienestar de las clases más desfavorecidas, pero que no permitían ningún tipo de oposición. En este contexto surgió uno de los proyectos más relevantes y trascendentes para el progreso de la humanidad: La Enciclopedia.La Enciclopedia, también llamada Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios, fue precursora de todas las enciclopedias y documentos de consulta de conocimiento ordenado del mundo, incluyendo Internet. La primera enciclopedia, editada por Denis Diderot y Jean le Rond d’Alembert, fue uno de los proyectos más ambiciosos del siglo XVIII. El propósito de esta empresa era crear un texto que difundiera todo el conocimiento y el saber acumulados hasta entonces, de manera clara, interrelacionada y ordenada alfabéticamente, para que estuviera al alcance de la mayor cantidad de gente posible.Al momento de su publicación, la Enciclopedia tenía setenta y dos mil artículos de conocimiento general, escritos por más de ciento cuarenta colaboradores, entre ellos Voltaire, Rousseau y el propio Diderot.Este proyecto fue motivo de grandes enfrentamientos entre editores, redactores y escritores que se enfrentaron al control y la censura del poder eclesiástico, lo que lo convirtió en un símbolo del movimiento ilustrado del siglo XVIII.
El Siglo de las Luces: El ascenso de la burguesía y el ocaso del absolutismoEs importante tener en cuenta que el Neoclasicismo fue, esencialmente, la expresión estética de los principios de la Ilustración. Sin embargo, este movimiento filosófico llegó a influenciar todas las áreas de la sociedad, especialmente en lo referente a lo político y lo social.En los siglos anteriores, Europa había mantenido un modelo económico y político feudal, que había comenzado a cambiar durante el Renacimiento. Ya para el siglo XVIII, la clase burguesa había crecido considerablemente en todos los territorios, y la aristocracia tenía un fuerte recelo en aceptar dentro de sus círculos a estos “nuevos ricos”. Así pues, las cortes aprovecharon el conocimiento ilustrado, el buen gusto y el refinamiento de las costumbres como mecanismos para distinguirse de las clases sociales más bajas y de los comerciantes ricos.Durante la segunda mitad del siglo, las desigualdades sociales crecieron y sumieron a las clases campesinas y trabajadoras en largos periodos de hambruna y pobreza, lo cual llegó a perjudicar incluso a miembros de la aristocracia y a eruditos de las cortes que, por oponerse al régimen, sufrieron persecución y censura.Finalmente, después de varias décadas, los ciudadanos, especialmente en Francia, adoptaron el discurso de los ilustrados y, con el apoyo inicial de filósofos como Rousseau, se levantaron en armas y buscaron acabar con el absolutismo.De esta manera, el pensamiento ilustrado impulsó dos de las más grandes revoluciones del siglo XVIII: la Revolución francesa y la Independencia de los Estados Unidos.La Independencia de los Estados Unidos comienza en 1776, momento en que las trece colonias inglesas de la costa este norteamericana se rebelaron contra la opresión y el olvido de la monarquía inglesa, saboteando un cargamento de té y especias. Esta fue una de las primeras rebeliones coloniales que se dio en el mundo, y una de las más influyentes en el continente americano.La Revolución francesa comenzó en el año 1789 con la toma de la Bastilla, la gran prisión de París donde encarcelaban a los opositores de la monarquía. Así, los habitantes de Francia se rebelaron contra el absolutismo de la época y buscaron establecer un nuevo gobierno en el que primaran los derechos humanos y las leyes, guiados por el espíritu de la Ilustración y la razón.
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PIstas de una obra neoclásica
La literatura neoclásica refleja los principios fundamentales de la Ilustración: se hace énfasis en la lógica y la razón, dentro de la narración misma y en el pensamiento de los personajes, y el lenguaje utilizado suele ser descriptivo y pedagógico.
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pistas de una obra neoclasica
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pistas de una obra neoclasica
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pistas de una obra neoclasica
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pistas de una obra neoclasica
nullEscucha, con atención. el capítulo II de Cándido donde se narra lo que le aconteció entre los búlgaros. Cándido, arrojado del paraíso terrenal, fue andando mucho tiempo sin saber a dónde, lloroso, alzando los ojos al cielo, volviéndolos una y otra vez hacia el más hermoso de los castillos, que encerraba a la más linda de las baronesitas; se acostó sin cenar en mitad del campo entre dos surcos. Caían gruesos copos de nieve al día siguiente. Cándido, empapado, llegó arrastrándose como pudo al pueblo inmediato, que se llama Valdberghoff-trarbk-dikdorff, sin un ochavo en la faltriquera y muerto de hambre y fatiga. Se paró lleno de pesar a la puerta de una taberna, y repararon en él dos hombres con vestidos azules. –Camarada –dijo uno– aquí tenemos un gallardo mozo, de la estatura requerida. Se acercaron a Cándido y lo convidaron a comer con mucha cortesía. –Señores –les dijo Cándido con encantadora modestia– mucho favor me hacen ustedes, pero no tengo para pagar mi parte. –Señor–le dijo uno de los azules– las personas de su aspecto y de su mérito nunca pagan. ¿No tiene usted cinco pies y cinco pulgadas de alto? –Sí, señores, ésa es mi estatura–dijo haciendo una cortesía. –Vamos, caballero, siéntese usted a la mesa, que no sólo pagaremos, sino que no consentiremos que un hombre como usted ande sin dinero; los hombres han sido hechos para socorrerse unos a otros. –Razón tienen ustedes –dijo Cándido–; así me lo ha dicho mil veces el señor Pangloss, y ya veo que todo es perfecto. Le ruegan que admita unos escudos; los toma y quiere dar un vale; pero no lo quieren, y se sientan a la mesa. –¿No ama usted tiernamente?… –Sí, señores –respondió Cándido– amo tiernamente a la señorita Cunegunda. –No preguntamos eso –le dijo uno de aquellos dos señores– preguntamos si no ama usted tiernamente al rey de los búlgaros. –En modo alguno –dijo– porque no le he visto en mi vida. –Vaya, pues es el más encantador de los reyes. ¿Quiere usted que brindemos a su salud? –Con mucho gusto, señores –y brinda. –Basta con eso –le dijeron– ya es usted el apoyo, el defensor, el adalid, el héroe de los búlgaros; su fortuna está hecha, su gloria afianzada.
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pistas de una obra neoclásica
Le echaron al punto un grillete al pie y se lo llevan al regimiento; lo hacen volverse a derecha e izquierda, meter la baqueta, sacar la baqueta, apuntar, hacer fuego, acelerar el paso, y le dan treinta palos: al otro día hizo el ejercicio un poco menos mal y no le dieron más de veinte; al tercero recibe solamente diez, y sus camaradas lo tuvieron por un portento. Cándido, estupefacto, aún no podía entender bien de qué modo era un héroe. Un día de primavera se le ocurrió irse a paseo, y siguió su camino derecho, creyendo que era privilegio de la especie humana y de la especie animal, servirse de sus piernas a su antojo. No había andado dos leguas, cuando surgen otros cuatro héroes de seis pies que lo alcanzan, lo atan y lo llevan a un calabozo. Le preguntan jurídicamente si prefería ser fustigado treinta y seis veces por las baquetas de todo el regimiento, o recibir una vez sola doce balazos en la mollera. Inútilmente alegó que las voluntades eran libres y que no quería ni una cosa ni otra; fue forzoso que escogiera, y en virtud de la dádiva de Dios que llaman libertad, se resolvió a pasar treinta y seis veces por las baquetas. Iban a proceder a la tercera tanda, cuando Cándido, no pudiendo aguantar más, pidió por favor que tuvieran la bondad de levantarle la. tapa de los sesos; obtiene ese favor, se le vendan los ojos, lo hacen hincar de rodillas. En ese momento pasa el rey de los búlgaros, se informa del delito del paciente, y como este rey era hombre de grandes luces, por todo cuanto le dicen de Cándido comprende que es éste un joven metafísico muy ignorante en las cosas del mundo y le otorga el perdón con gran clemencia. Un diestro cirujano curó a Cándido y ya empezaba a poder andar, cuando dio el rey de los búlgaros batalla al de los ávaros. Voltaire
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