UNA GUERRA PARA DECIDIR LA ORGANIZACIÓN DEL PAÍS
Después de la revolución
de Mayo, y durante más de cincuenta años, se libró en el Rio de la Plata una
lucha casi permanente para decidir cómo iba a organizarse el país.
Pero, ¿Cuales fueron las dos tendencias políticas que se fueron definiendo durante este periodo? Y ¿Por que luchaban con Buenos Aires?
LOS UNITARIOS ERAN AQUELLOS PARTIDARIOS DE UN ESTADO CENTRALIZADO UNITARIO. EL CENTRALISMO, CONSIDERABA QUE LA ORGANIZACIÓN DEL PAÍS DEBÍA REALIZARSE MEDIANTE UN GOBIERNO CENTRAL FUERTE.
LOS FEDERALES ERAN LOS PARTIDARIOS DE MANTENER LA SOBERANÍA DE LAS DISTINTAS CIUDADES DEL TERRITORIO RIOPLATENSE A TRAVÉS DE UNA FORMA DE ASOCIACIÓN POLÍTICA QUE ERA LA CONFEDERAL. EL FEDERALISMO RECLAMABA UNA ORGANIZACIÓN NACIONAL EN LA QUE LAS PROVINCIAS CONSERVARAN PLENA AUTONOMÍA.
Federales y Unitarios libraron una larga guerra que duro
más de cincuenta años. En el año 1820, fueron derrotados los unitarios porteños
en la batalla de Cepeda y se
disolvió el gobierno nacional (el Directorio).
Como su provincia era la más poderosa, en 1824, los
dirigentes de Buenos Aires decidieron convocar a los representantes de las
demás provincias a un Congreso para intentar unirse.
Aunque al comienzo
intentaron ponerse de acuerdo, en 1826, los porteños impusieron una ley que
creaba el cargo de presidente y para
ejercerlo nombraron a uno de sus jefes, el unitario Bernardino Rivadavia. La organización que
intentaron establecer fue unitaria, lo que produjo la oposición de
las demás provincias. La situación se complicó aún más cuando, por esa misma
época, el Impero de Brasil decidió anexar a su territorio la Banda Oriental
(hoy Uruguay), que había formado parte del Virreinato del Rio de la Plata. La
anexión hizo estallar una guerra contra Brasil.
Ante la situación de guerra exterior con Brasil, la guerra
entre las provincias y el gobierno nacional, el presidente Rivadavia tuvo que
renunciar en 1827.
Las provincias
volvieron a asumir su propio gobierno. Mientras que en Buenos Aires, un federal
porteño fue designado gobernador, Manuel
Dorrego.
Los unitarios de Buenos Aires intentaron recuperar el
poder y lo lograron cuando, al terminar la guerra con Brasil, volvieron algunos
jefes militares. Estos jefes se alinearon a los unitarios y se rebelaron contra
el gobernador Dorrego, quien fue derrocado y fusilado en 1828. Juan Lavalle, el general unitario que
fusilo a Dorrego, fue entonces designado gobernador de la provincia.
Un año después,
Lavalle fue vencido por el gobernador de Santa Fe, Estanislao López y por el jefe de la campaña bonaerense, Juan Manuel de Rosas, quien en 1829 fue
elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires. Era un federal de Buenos Aires, que
trataba de defender los intereses de su propia provincia y casi siempre lo
conseguía. Así que, a pesar de que los unitarios habían sido derrotados, Buenos
Aires siguió siendo la provincia que imponía sus decisiones a los demás.
La derrota de Rosas se
produjo recién cuando algunos de sus antiguos aliados decidieron enfrentarse
con él. Así fue que Justo José de
Urquiza, un caudillo federal de Entre Ríos, rompió la vieja alianza
reclamando un acuerdo diferente entre las provincias.Entre 1852 y 1861, los
combates entre Buenos Aires y el interior continuaron. Pero, ¿acaso no había
caído Rosas? Entonces, ¿Por qué se seguía peleando?
Lo que ocurría era que las fuerzas que habían vencido
a Rosas estaban integradas por grupos que tenían diferentes intereses. Algunos
eran federales del Litoral y su jefe era Urquiza. Otros, habían estado cerca de
las posiciones de los viejos unitarios.
PERO, NO SOLO ESE FUE EL CONFLICTO ENTRE LOS UNITARIOS Y LOS FEDERALES, SINO QUE TAMBIÉN HUBO PROBLEMAS ECONÓMICOS INVOLUCRADOS. ENTONCES, ¿CUALES?
El problema tenía algo que ver con el dinero.
Urquiza y los federales querían forzar a las autoridades de Buenos Aires a
hacer aquello que Rosas no había querido hacer: repartir el dinero del puerto
con las demás provincias y abrir otros puertos.Los grupos porteños creían que la unión de las
provincias debía ser comandada por Buenos Aires, para lograrlo, necesitaban que
su provincia siguiera siendo la más poderosa y por eso no pensaba ceder en el
asunto del puerto.En muchas provincias
la situación económica seguía siendo difícil. Los puertos de la Confederación,
como el de Rosario, no podían competir con el de Buenos Aires, esto significaba
que el gobierno nacional contaba con poco dinero. La Confederación, de acuerdo
con lo establecido en la Constitución, eligió en 1854 a un presidente: Urquiza,
quien gobernó hasta 1860.
En el Estado de Buenos Aires, se vivía una situación
distinta, la ciudad se iba modernizando y la favorable situación económica
permitió que los jefes porteños mantuvieran a su provincia como autónoma.
Hacia 1859, las
relaciones entre la Confederación y Buenos Aires se hicieron tan difíciles que
se volvió a la lucha. En la batalla de Cepeda,
en 1859, las tropas de la Confederación vencieron a las fuerzas porteñas. Los
dirigentes porteños debieron entonces
unirse al resto de las provincias y luego de introducir algunas modificaciones,
aceptaron una Constitución Nacional en 1853.
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