Memory Memotest 2 de Abril Version en ligne Otra cara de la historia de Malvinas par Mercaz Netzaj En este 2 de abril, Día de los Veteranos y Caídos de Malvinas, además de honrar a los soldados, también recordamos a las mujeres argentinas que fueron a la guerra. Tanto enfermeras, instrumentadoras quirúrgicas y especialistas en terapia intensiva estuvieron presentes para atender a los heridos. Era un grupo de 14 mujeres, entre 21 y 25 años. "El hospital era nuestra trinchera", recordó Alicia Reynoso, en una entrevista a El Teclado. Además, la veterana publicó un libro llamado "Crónica de un olvido", donde relata las vivencias de las mujeres en la guerra de Malvinas, incluyendo denuncias por acoso y abuso. A 37 años de la Guerra de Malvinas aún existe una historia que puja por salir a la luz: se trata de las vivencias que atravesaron las veteranas, un grupo de 14 enfermeras de la Fuerza Aérea que asistió física y anímicamente a los soldados heridos en el hospital que se emplazó en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia en abril de 1982. Allí, este grupo de mujeres brindó atención a los combatientes que llegaban mutilados, hambrientos y desesperados. Sin embargo, aún hoy, las trabajadoras no tienen un reconocimiento acorde a la tarea que desempeñaron, como así tampoco recibieron nunca la pensión que les corresponde. “Los que venían del infierno encontraban una mano cálida; hacíamos de madres, de hermanas, de amigas. Hasta a veces de cartero: nos daban notas y nos pedían por favor que las hiciéramos llegar a sus familias”, detalló la mujer, que en la actualidad forma parte de la segunda brigada aérea de Paraná y trabaja en un centro asistencial. Por último, a 37 años de la Guerra, la mujer habló sobre la necesidad de repensar Malvinas más allá de las fechas: “Tenemos que recordar no sólo el 2 de abril. No se ama lo que no se conoce, así que tenemos la tarea de conocer nuestra historia para honrar a los héroes que tuvimos”, concluyó. Salvo excepciones, la mayoría de los medios gráficos, televisivos y radiales se sumaron al sentimiento triunfalista que proclamaba el Gobierno militar. Títulos como “Euforia popular por la recuperación de Malvinas”, "Estamos Ganando" o "En las Malvinas hay Gobierno argentino", cubrieron las tapas de diarios y revistas. Muchos de los mismos medios que hoy analizan los errores del Gobierno militar, no realizan una autocrítica de la participación pasiva que tuvieron durante los dos meses que duró el conflicto bélico. A excepción de muy pocos casos, los diarios y revistas de mayor circulación se sumaron al sentimiento nacionalista y exitista que intentaba imponer la dictadura militar. Desde las tapas de los principales matutinos porteños, se acompañó, y a veces hasta arengó, la euforia ciudadana que despertó la posibilidad de recuperar dos islas olvidadas en el sur del continente aquel 2 de abril de 1982. La población se lanzó a las calles y llenó la Plaza de Mayo para proclamar una victoria inventada por el general Leopoldo Fortunato Galtieri y reflejada en los medios de comunicación, que sólo se limitaban a levantar las noticias que transmitían la agencia y el canal estatal. Los medios llamaron a la población a manifestarse mientras el presidente de facto gritaba desde el balcón: “si quieren venir que vengan, les daremos batalla”. Sólo tres periodistas argentinos fueron a las Malvinas a cubrir la guerra: Nicolás Kasanzew de Canal 7, y Diego Pérez Andrade y Carlos García Malod, ambos de la agencia estatal Télam. Los medios oficiales estaban controlados por el Gobierno de facto y no dejaban filtrar ninguna noticia que se contradijera con el discurso oficial de triunfalismo. Ningún medio tenía una fuente propia, nadie hablaba de los muertos, ni de las condiciones en las que estaban los soldados, ni de las estrategias reales para poder ganar una guerra, que parecía perdida de antemano. Las preguntas llegaron después, cuando hubo que anunciar la derrota y nadie pudo creerlo, ante los titulares que sólo hablaban de victoria. El 14 de junio de 1982 la Junta Militar admitió la derrota, que costó la vida de 649 argentinos y la credibilidad de los medios, que 25 años después intentan recuperar. Frases documental Alejandro Albanese (sobreviviente de la guerra): “El uso político y el deporte para manejar el país. Ese es el problema de este país, a mi modo de ver, la gente no toma conciencia” “El gobierno militar mediante la gesta de malvinas logra dar vuelta la opinión pública a su favor, la gente se veía enfervorizada por ganarle a Inglaterra, nuestro enemigo histórico.” “Lo que me molesta de nuestro país es que muchas veces confundimos este tipo de cosas con un partido de fútbol en el que hay que ganarle al enemigo, nunca medimos las consecuencias, es muy triste.” “Yo llegué una madrugada, no dijeron del día 1 que íbamos a la guerra, nos dicen cuando nos suben a los camiones y nos llevan al aeropuerto, no hay tiempo para ninguna reacción. Desconsuelo total, miedo, porque si yo voy a una guerra no sé si vuelvo.” “Era tal la escasez q lo poco q podías conseguir era para compartir. Hasta el cigarrillo se fumaba entre 5” “Con Argentina creíamos que estábamos ganando la guerra a los ingleses, a los argentinos nos gustan estas gestas históricas: que somos héroes, que siempre lo hemos sido, que siempre hemos resistido. Y de la noche a la mañana nos dicen que hemos perdido y que nos hemos rendido. La gente volvió a salir a la calle a gritar “Galtieri cagón” y a copar las plazas diciendo “¿cómo puede ser, de nuevo nos engañaron? Si estábamos ganando..”. Nosotros sabíamos que era mentira, si nos estaban cagando a tiros, ganando a quien?” “Teníamos prohibido tener cualquier tipo de contacto con los habitantes , si encontraban a alguien teniendo diálogo o lo que fuere, era castigado.” “Todo el tiempo pensaba que me iba a morir y que no iba a volver. Y eso daba miedo, mucho miedo. el miedo más fuerte era morir y no volver a ver a tus seres queridos, y el otro miedo era que no volvieras bien, con algún problema psíquico o físico” “Estuvimos una semana prisioneros, desde el 14 de junio que termina al 20 que me tomo el barco para venir al continente. Había que trabajar, limpiar un poco el desastre que se había hecho. Aparte lo que nos tocó hacer era enterrar a los muertos.” “Yo no quería estar ahí en la guerra, quiero mucho a mi país pero quería estar en mi casa, estudiar, trabajar, tener vida normal.” “Psicológicamente no volví muy bien. Arranqué nuevamente mis estudios y me daba miedo salir de noche, oscurecía y yo volvía para mi casa. Me costaba volver a relacionarme, no quería hablar del tema con nadie” Carlos Celano, un inmigrante italiano y ex combatiente de la Primera Guerra Mundial, entregó un retrato de su autoría del general Don José de San Martín. El piloto Federico Krusse, representante de Wanda, donó el importe de los premios que ganó en una carrera. El mismísimo obispo Kemerer cedió un crucifijo de oro que constituía una reliquia histórica y cultural. Hubo incluso un vecino del barrio Tajamar, Mariano Eliseo Aguirre, que puso a disposición un riñón; según consta en acta oficial. Como éstos existen otros tantos casos de ciudadanos que se comprometieron con una causa nacional que terminó siendo una gran estafa: Malvinas. Fue la mayor colecta de la historia argentina. El país estaba movilizado por una guerra que prometía recuperar la soberanía en las islas. La gente se desprendió de sus anillos, sus relojes, sus cadenas, terrenos, casas y un sinnúmero de recuerdos ocultos en vestimentas, frazadas, bufandas. Los que no tenían bienes, por ejemplo, donaban sus perros de raza. Yerba y té también eran parte obligada en la lista de donaciones que partían desde la tierra colorada. Pasaron 32 años de aquel conflicto bélico que dejó heridas en la buena fe del pueblo. Se sabe que lo donado jamás llegó a la trinchera, donde los soldados eran golpeados no sólo por el enemigo sino también por el frío, el hambre y la indiferencia de sus líderes uniformados. ¿Dónde están esas cosas? El testimonio de los veteranos de Malvinas es el documento más fehaciente de que la generosidad del pueblo argentino nunca llegó a destino. Por un lado, se desconoce el destino de todo lo recaudado en el Fondo Patriótico Malvinas (dinero, joyas, terrenos). Por otro, aquellas donaciones de alimentos y abrigos que sí llegaron a las islas no tuvieron su destino final en el campo de batalla, quedando guardadas, en los galpones del puerto. “Recuerdo perfectamente, 14 de junio, día de la rendición, estábamos en Puerto Argentino con mi colega y dormimos en unos galpones. Ahí vimos la cantidad de mercadería que había: alimentos, ropa, de todo. Y nos preguntamos ¿por qué no nos habían entregado esas cosas?”, recuerda con nostalgia el ex combatiente Roque Gómez. Los años pasaron y Malvinas se convirtió en una efeméride del calendario. No hubo sanciones, nunca se encontraron irregularidades burocráticas en la utilización de esos fondos y ningún funcionario fue imputado por delito alguno. Malvinas fue para los militares el último recurso de un gobierno en decadencia, que estaba siendo absorbido por la inflación y las sombras de los desaparecidos. A la vez, para los jóvenes soldados y para los argentinos de todas las latitudes fue sinónimo de valor, solidaridad, lealtad, confianza. En honor a ellos, ese capítulo de la historia revive aquí y ahora.