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-------Identidad personal-------Una de las labores de la filosofía es cuestionar aquellas certezas que asumimos como evidentes, y que por lo mismo hemos dejado de indagar desde hace mucho tiempo. No obstante, muchas veces la filosofía se dirige a desmontar esas certezas mediante una serie de preguntas para dar cuenta de que la mayoría de nosotros hemos asumido muchas cosas como ciertas, sin tener evidencia clara de su certeza. Eso que pasa, por ejemplo, con la idea de identidad personal, pues asumimos que tenemos una que nos define como seres individuales, y que nos distingue de los demás. Además, es a través de ella como logramos reconocernos en una fotografía tomada años atrás, y es la que permite que los demás nos reconozcan y no nos confundan con otra persona.
Sin embargo, pese a lo arraigada que está esa idea en nosotros, resulta problemático exponer esa presunta certeza cuando se plantean las siguientes interrogantes: ¿En qué radica aquello que me otorga una identidad personal? Nací siendo la persona que soy?, si no es así, ¿en qué momento se constituyó mi identidad? Si tengo una identidad personal que me define, ¿cómo es posible que se conserve en el tiempo?, ¿soy el mismo que fui ayer, la semana pasada o hace cinco años?, ¿mi identidad personal depende del cuerpo que soy? Estas preguntas vislumbran la dificultad inherente a un problema que muchas veces nos pasa inadvertido, pero que ha estado presente desde los albores de la filosofía moderna. Básicamente existen dos posturas respecto a este problema que, como se notará, están vinculadas con el problema mente-cuerpo. A continuación aparece una breve descripción.
Enfoque psicologistaEnfoque psicologista de la identidad personal. Tiene como punto de partida las reflexiones del filósofo británico John Locke en su obra Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), quien afirmó que la identidad personal se sostiene en la memoria. De acuerdo con esta postura, la identidad personal es el pensamiento de concebirse como uno mismo, distinguiéndose de las demás cosas pensantes, y sobre todo, este acto de conciencia es capaz le de retrotraerse en un tiempo pretérito en el que "es el mismo sí mismo ahora que era entonces". Esta conciencia del "sí mismo" es un acto de reflexión instantáneo que puede extenderse hacia un tiempo pasado y da cuenta de la identidad a través del tiempo. En ese sentido, la identidad personal es un flujo de conciencia que se desplaza en la temporalidad. Locke defina a la persona como "un ser pensante inteligente dotado de De ahí razón y de reflexión, y que puede considerarse a sí mismo como el mismo, como una misma cosa pensante en diferentes tiempos y lugares". Una implicación importante de la propuesta de Locke es la de no ligar su concepción de identidad personal a la identidad orgánica, es decir, a la animalidad inherente al ser humano. Al contrario, para Locke la identidad personal se sostiene en una continuidad psicológica que se mantiene en el tiempo.
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El enfoque fisiológico-somático
Enfoque fisiológico-somáticoEl enfoque fisiológico-somático. Contrario a la idea de Locke, para esta postura la identidad personal recae en la corporeidad, es decir, en el organismo vivo que somos. Aquí, más que hablar de una continuidad psícológica, se plantea la idea de una continuidad corpórea que es la que garantiza nuestra identidad a través del tiempo, pues sólo por medio de la subsistencia del cuerpo es como logramos ser aquello que nos hace ser lo que somos. Desde este punto de vista, la identidad personal cifra en el organismo vivo que nos define y preserva, a tal grado que no existe una radical diferencia entre la continuidad orgánica del ser humano y la continuidad orgánica de otros seres vivos. Esta concepción es la tesis principal de una teoría denominada animalismo, la cual establece que existe una diferencia cualitativa entre los animales y los seres humanos.
La diferencia entre los enfoques mencionados se sostiene sobre el problema mente-cuerpo, ya que por un lado el enfoque psicologista funda la identidad personal en un mero acto psicológico de conciencia de sí; por otro lado, el enfoque fisiológico-somático hace recaer el fundamento de la identidad en la experiencia corpórea.
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