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LA BATALLA DE COVADONGA VISTA POR LOS CRISTIANOS.

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Crónica cristiana de la batalla de Covadonga.

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Créé par

Spain

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LA BATALLA DE COVADONGA VISTA POR LOS CRISTIANOS.

Crónica cristiana de la batalla de Covadonga.

Alfonso Poza
1

cueva musulmanes» Asturias Virgen combate iglesia godos Dios victoria obispo monte catapultas Pelayo

Alqama entró en con 187 . 000 hombres . Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Auseva y que el ejército de Alkama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de una . El obispo Oppas subió a un montículo situado frente a la cueva y habló así a : «Pelayo , Pelayo , ¿ dónde estás ? » . El interpelado se asomó a una ventana y respondió : «Aquí estoy» . El dijo entonces : «Juzgo , hermano e hijo , que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia , y que , sin embargo , reunido todo el ejército de los godos , no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas , ¿ podrás tú defenderte en la cima de este ? Me parece difícil . Escucha mi consejo : vuelve a tu acuerdo , gozarás de muchos bienes y disfrutarás de la amistad de los . Pelayo respondió entonces : « ¿ No leíste en las Sagradas Escrituras que la del Señor llegará a ser como el grano de la mostaza y de nuevo crecerá por la misericordia de ? » . El obispo contestó : «Verdaderamente , así está escrito» . [ . . . ] Tenemos por abogado cerca del Padre a Nuestro Señor Jesucristo , que puede librarnos de estos paganos [ . . . ] . Alqama mandó entonces comenzar el , y los soldados tomaron las armas . Se levantaron las catapulas , se prepararon las hondas , brillaron las espadas , se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas . Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor : las piedras que salían de las y llegaban a la casa de la Santa María , que estaba dentro de la cueva , se volvían contra los que las disparaban y mataban a los musulmanes . Y como a Dios no le hacen falta lanzas , sino que da la palma de la a quien quiere , los musulmanes emprendieron la fuga . . .