¿ Qué son "Los Siete Monumentos" ?
Todos alguna vez hemos visitado el Jueves Santo, siete monumentos. Un monumento es el altar que se coloca después de la celebración de la Eucaristía que conmemora la Última Cena el Jueves Santo y allí se adora el Santísimo Sacramento.
Pero ¿por qué deben ser siete? ¿Por qué se hace de este modo?
Lógicamente, este hecho viene de la Tradición, que ha quedado plasmada en una serie de ritos que vamos a ir analizando.
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Los Apóstoles renegaron de Jesús
La
noche en que Jesús fue apresado, maniatado, golpeado, flagelado, etc.
quedó en la mayor y absoluta soledad pues sus amigos, huyeron temerosos
de que a ellos les ocurriera lo mismo. Los primeros cristianos quisieron
imitar los pasos de Jesús aquella noche, para paliar la ausencia de
esos momentos y por ello, investigaron cómo ocurrió todo. En eso estaban
cuando descubrieron que Jesús fue llevado a siete tribunales desde que
fue apresado la noche del jueves hasta la mañana del viernes. Sin
embargo, en los Evangelios no encontramos siete tribunales en uno de los
Evangelios, para hallarlos, necesitamos hacer una lectura concordada de
los cuatro y efectivamente aparecen siete tribunales. Lucas nos habla
de que Jesús fue juzgado por Herodes Antipas, Juan de que fue llevado a
casa de Anás y del Sumo Sacerdote Caifás, Mateo y Marcos nos avisan de
un juicio nocturno del Sanedrín, etc.
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Jesús de un lado para otro
El
primer lugar al que lo llevaron fue a casa de Anás (Jn 18,13), anterior
sumo sacerdote y del que no se cuenta qué trato recibió Jesús;
posteriormente fue llevado a casa del sumo sacerdote en funciones,
Caifás (Jn 18,24) donde fue interrogado y abofeteado. Marcos y Mateo,
nos añaden además que Jesús esa misma noche fue llevado ante el Sanedrín
(Mt 26,57-66; Mc 14, 53-64), que hubo muchos falsos testigos pero como
sus testimonios no coincidían, no lograban ponerse de acuerdo hasta que
dos declararon y concluyeron que Jesús había blasfemado, por lo que le
escupían, le daban bofetadas y lo golpeaban. Lucas nos relata que cuando
se hizo de día, volvió a reunirse el Sanedrín para volver a
interrogarlo (Lc 22,66). Es en este momento
cuando Jesús se presenta como Hijo de Dios, lo que fue suficiente para
que el Sanedrín lo condenara a muerte. Llevamos hasta el momento cuatro
tribunales.
Sin
embargo, en aquel tiempo, Palestina estaba sometida al Imperio Romano,
por lo que aunque el pueblo de Israel seguía guiándose por sus propias
leyes y tribunales, la pena capital se reservaba sólo y exclusivamente
para los tribunales romanos, por eso, lo prepararon todo para que ante
una acusación formal, éste fuera juzgado por el gobernador romano, que
aunque no vivía en Jerusalén sino en Cesárea Marítima, aquel día se
encontraba allí para vigilar la fiesta de la Pascua.
5
Jesús ante Poncio Pilato
En
un primer momento, llevaron a Jesús ante Poncio Pilato, pues era el
prefecto que gobernaba Judea en nombre de Roma. En ese primer encuentro
entre Jesús y Poncio Pilato, éste lo declara inocente (Jn 18,38) pues no
encuentra en Él culpa alguna, sin embargo, las autoridades judías no
están dispuestas a ceder y el pueblo, soliviantado por estos, empieza a
insistir en que se le condene. A Pilato, que no quiere que se produzca
ninguna revuelta, se le ocurre que, como Jesús es galileo, pueda ser
juzgado por el gobernante de allí, en este caso, Herodes Antipas, que
también se encontraba en Jerusalén para controlar la fiesta de Pascua.
Por tanto, por sexta vez, Jesús es interrogado, pero en esta ocasión,
Jesús ya no contestó, por lo que lo tomó por loco y después de burlarse
de Él, lo devolvió a Pilato (Lc 23, 6-12).
La última vez que Jesús fue juzgado, es de nuevo ante Poncio Pilato. Éste, sabiendo que lo acusaban por envidia, intentó
librarlo de la muerte en varias formas. Lo mandó azotar, para que les
diera pena, les propuso indultarlo por ser la fiesta de Pascua, volvió a
interrogarlo, y por segunda vez, lo declaró inocente pero ante el
griterío general y por miedo a perder su cargo, aún declarando por
tercera vez la inocencia de Jesús, terminó cediendo a las presiones y
lavándose las manos como muestra de que se desentendía del problema, lo
entregó para que lo crucificaran.
De este modo, hemos visto los siete interrogatorios que sufrió Jesús en
pocas horas y que los cristianos querían recordar y acompañarlo en los
momentos previos a la cruz, de ahí que la tradición diga que se visiten
siete monumentos.
Nosotros, cada Jueves Santo, después de la celebración de la Última
Cena, podemos cumplir con esta tradición y así acompañarlo antes de su
crucifixión.
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