Iba
una
vez
un
niño
caminando
por
un
,
cuando
sobre
un
viejo
encontró
una
gran
,
con
una
caja
de
de
cuyas
puntas
salían
brillantes
chispas
.
El
niño
tomó
una
de
las
tizas
y
comenzó
a
:
primero
un
árbol
,
luego
un
conejo
,
luego
una
flor
.
.
.
Mágicamente
,
en
cuanto
terminaba
cada
figura
,
ésta
cobraba
saliendo
de
la
pizarra
,
así
que
en
un
momento
aquel
lugar
se
conviertió
en
un
estupendo
bosque
,
lleno
de
que
jugaban
.
Emocionado
,
el
niño
dibujó
también
a
sus
padres
y
disfrutando
de
un
día
de
picnic
,
con
sus
bocadillos
y
,
y
dibujó
también
los
papeles
de
plata
y
las
de
sardinas
abandonadas
en
el
,
como
solían
hacer
.
Pero
cuando
los
desperdicios
cobraron
vida
,
sucedió
algo
:
alrededor
de
cada
papel
y
cada
lata
,
el
bosque
iba
y
volviéndose
de
color
,
y
el
color
gris
comenzó
a
rápidamente
a
todo
:
al
césped
,
a
las
flores
,
a
los
animales
.
.
.
El
niño
se
dió
cuenta
de
que
todo
aquello
lo
provocaban
los
,
así
que
corrió
por
el
bosque
con
el
en
la
mano
para
borrarlos
allá
donde
habían
caido
.
Tuvo
suerte
,
y
como
fue
rápido
y
no
dejó
ni
un
sólo
desperdicio
,
el
bosque
y
sus
animales
pudieron
y
jugaron
juntos
y
divertidos
el
resto
del
día
.
El
niño
no
volvió
a
ver
nunca
más
aquella
pizarra
,
pero
ahora
,
cada
vez
que
va
al
campo
con
su
familia
,
se
acuerda
de
su
aventura
y
es
el
primero
en
todos
los
desperdicios
,
y
en
recordar
a
todos
que
cualquier
cosa
que
dejen
abandonada
supondrá
un
gran
para
todos
los
animales
.
Pedro
Sacristan
.
Tomado
de
cuentosparadormir
.
co
m
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