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El cliente menciona desventajas del producto, que pueden ser el resultado de que éste no ofrezca un beneficio que el cliente considera importante o hay algo en él que le desagrada, casi siempre suele ser el precio; si se trata de un medicamento, sus efectos secundarios, cuando se trata de objetos voluminosos, el espacio que ocupa en la estantería etc...
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Objeción por ... Estas objeciones nacen de una información incompleta o porque el cliente cree que el producto tiene una desventaja que en realidad no existe. A veces, el cliente formula objeciones cuando en realidad debería hacer preguntas. Son muy fáciles de tratar, siempre que el vendedor sea hábil, no se enfrente al cliente y sepa ponerse a su lado.
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Cliente que se muestra como el indiferente. Es difícil lograr que se interese. Al vendedor le resultará difícil la charla sobre la situación específica de la venta.
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Este cliente gusta de iniciar discusiones sobre la compañía y el producto. A pesar de su apariencia de superioridad, generalmente es inseguro y por eso necesita hacer que los demás se sientan inferiores.
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Cliente que, después de haber formulado el saludo rutinario, muchos/as vendedores/as reciben con asombro un torrente de conversación impertinente por parte del cliente/a. Este puede sentirse descontento/a con el producto o con cualquier otra cosa; pero no importa el tema que sea, el caudal de información será su respuesta a la tensión y su manera de desahogarse.
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Son aquellas ideas o juicios preconcebidos que el cliente tiene hacia la empresa, el producto o incluso hacia el vendedor, motivadas en ocasiones por experiencias anteriores negativas. El problema fundamental de este tipo de objeciones es que generalmente no se expresan, por lo que resultan sumamente difíciles de tratar.
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Aparece en los clientes por diversas razones, puede ser por imponerse al vendedor y así darse importancia, o por resistencia al cambio. Tal vez por indiferencia o por ampliar información y tranquilizarse. La mayoría de las razones para formularla son de origen emotivo, hay que tener en cuenta que, generalmente, las personas muestran una vacilación natural a tomar una decisión, casi siempre por miedo a comprometerse o a cometer un error irreparable.
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Es una objeción de huida para desviar el problema o huir de la responsabilidad (ejemplo: «yo no soy el que decide...», o también: «lo consultaré con mi socio..., con mi mujer..., con la almohada...»). O de reflexión para aplazar la decisión (ejemplo: «me gustaría reflexionar un poco más sobre su oferta...»).
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Las objeciones o pretextos son también llamadas «barbas postizas» o «antifaz» ya que ocultan las verdaderas objeciones y suelen ser síntomas de una evidente falta de interés. Ejemplos: «tengo muchas existencias...», «es demasiado caro...», «mis clientes nunca me piden eso...», «es demasiado juvenil...», «está pasado...», «no tengo espacio para esto en la estantería»...
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Cliente que Pertenece a la personalidad del indeciso, pero posponen las cosas porque les cuesta aceptar cambios fácilmente. Las personas de esta tipología son muy precavidas e insisten en examinar todas las opciones antes de tomar una decisión
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El cliente se muestra escéptico, duda de que el producto le vaya a proporcionar el beneficio que el vendedor le asegura, aunque le gustaría que así fuera. En general, este tipo de objeción es bastante fácil de refutar pues únicamente es necesario probar al cliente que es verdad lo que el vendedor le está diciendo, para ello utilizará un argumento de prueba o demostración.