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Actividad de Rehabilitación Cognitiva Sesión No.5 (LIMV)

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Cordial saludo Sra. Isabelita, a continuación encontrará un breve fragmento de la Novela La María de Jorge Isaacs; deberá completar el texto con las palabras correspondientes ¡Comencemos!

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Actividad de Rehabilitación Cognitiva Sesión No.5 (LIMV)

Cordial saludo Sra. Isabelita, a continuación encontrará un breve fragmento de la Novela La María de Jorge Isaacs; deberá completar el texto con las palabras correspondientes ¡Comencemos!

Ingrid Nayibe Díaz Espinosa
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nubes ventana mantos corazón cordillera vidrio loros garzas selvas viento flores sol manos camino rosales cabañas escopeta árboles maizales cúspides follajes humaredas hojas río huerto

La María de Jorge Isaacs
Fragmento Capítulo IX

Levantéme al día siguiente cuando amanecía . Los resplandores que delineaban hacia el Oriente las de la cordillera central , doraban en semicírculo sobre ella algunas ligeras que se desataban las unas de las otras para alejarse y desaparecer . Las verdes pampas y del valle se veían como al través de un azulado , y en medio de ellas , algunas blancas , de los montes recién quemados elevándose en espiral , y alguna vez las revueltas de un . La de Occidente , con sus pliegues y senos , semejaba de terciopelo azul oscuro suspendidos de sus centros por de genios velados por las nieblas . Al frente de mi , los y los de los del parecían temer las primeras brisas que vendrían a derramar el rocío que brillaba en sus y . Todo me pareció triste . Tomé la : hice una señal al cariñoso Mayo , que sentado sobre las piernas traseras , me miraba fijamente , arrugada la frente por la excesiva atención , aguardando la primera orden ; y saltando el vallado de piedra , cogí el de la montaña . Al internarme , la hallé fresca y temblorosa bajo las caricias de las últimas auras de la noche . Las abandonaban sus dormideros , formando en su vuelo líneas ondulantes que plateaba el , como cintas abandonadas al capricho del . Bandadas numerosas de se levantaban de los guaduales para dirigirse a los vecinos ; y el diostedé saludaba al día con su canto triste y monótono desde el de la sierra .

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