Relier Pairs TIPOS DE DEMANDA DE EPPVersion en ligne Tipos de demandas de la evaluación psicopedagógica. par Shantal Molko 1 D. JUEGO 2 D. PRESCRITA 3 DIRECTAS O INDIRECTAS 4 D. REACTIVAS A UNA SITUACIÓN AMENAZADORA 5 D. CATÁRQUICA 6 D.QUEJA 7 D. EVAL. GRAL. DEL ALUMNO 8 AUSENCIA DE DEMANDA 9 D. INTERVENCIÓN PROBS. DE CONDUCTA 10 D. LIMITADAS 11 D. REACTIVAS AL MALESTAR DEL DEMANDANTE 12 D. CONFIRMACIÓN 13 D. URGENCIA 14 EMISOR DE LA DEMANDA 15 D. EXIGENCIA 16 D. EVAL. DE APRENDIZAJES 17 D. DELEGACIÓN 18 RECEPTOR DE LA DEMANDA Persona que comunica la demanda. Condiciona el qué, cómo, cuándo y el porqué de lo que solicita. Se trata de demandas que parten del interés del docente, que nos propone nuestra colaboración para evaluar a algún alumno con dificultades para seguir los aprendizajes. La demanda puede ser debida al hecho de que el docente no sabe el nivel del alumno, no tiene claro si progresa adecuadamente, duda de los objetivos que hay que proponer o no sabe cómo adaptarle la programación. Sobre todo, se centran en la evaluación de las áreas instrumentales. Suelen pretender que ayudemos a precisar el nivel de competencias en el lenguaje o en las matemáticas. No hay demanda de intervención, sino de escucha. A veces se necesita poder explicar según qué a según quién, porque existe la necesidad de poner en palabras situaciones tensas o difíciles, vividas; hay necesidad de desahogarse. Demandas que son una expresión del malestar de quién la formula. El demandante se encuentra en situaciones difíciles en el trabajo, con tensiones, ansiedad, etc., generados por el alumno. Aquellas que se plantean con poco tiempo para formularlas o para que responda el asesor. A menudo se presentan en un lugar o en un momento no adecuado: en los pasillos, en una reunión con objetivos alejados de la demanda, por teléfono, etc. Demandas que llevan implícita la voluntad, por parte de quien las formula de traspasar el problema y desentenderse del caso. Son a menudo una manifestación de cansancio, de impotencia o de defensa; el docente o los padres que no pueden con una situación determinada miran si otro profesional se puede hacer cargo. En ningún caso es neutro; su escucha será esencial para el proceso posterior. Su escucha debe permitir que se muestre aquello que aparece desde el discurso del demandante, y debe tener en cuenta lo que se dice y lo que no; pone el peso en entender lo que se pide, más allá de cómo lo formula el demandante. Demandas que reflejan a menudo la sensación de impotencia y desanimo ante una situación educativa que quien hace la demanda no se cree capaz de afrontar. En ocasiones, podrían responder a una precipitación a pedirlo todo, sabiendo que en ningún caso se recibe una respuesta capaz de satisfacer por completo la demanda. Y en ocasiones, es una manifestación más de la acción poco reflexiva existente en la actualidad en estos tipos de instituciones. Tiene la finalidad de que el asesor confirme las hipótesis o propósitos de las educadoras respecto a un alumno. Se da cuando docentes que nos solicitan hablar de un caso determinado, con la pretensión de que confirmemos el acierto de sus actuaciones, para comprobar que es ajustado el modo de entender a un alumno o alumna y adecuada la respuesta educativa que se le ofrece. Aquellas que se formulan de modo imperativo con una considerable presión hacia el asesor. La forma como se exponen puede ser diversa, pero tienen más apariencia de una orden que de una demanda a un asesor para que intervenga en un caso. Ésta proviene de la confluencia de distintos factores: Puede darse porque no se ve la necesidad de la intervención de un asesor o una asesora, aun cuando no se dispongan de los recursos suficientes para dar respuesta a las necesidades educativas de un alumno concreto. Puede que el asesoramiento a centros está aún en sus inicios; que la generación anterior a la nuestra casi no lo habla conocido de modo generalizado. Es frecuente recibir demandas sobre alumnado con comportamientos disfuncionales. Lo que pretende el demandante es una ayuda para aligerar o eliminar, si cabe, la problemática de conducta de un alumno o una alumna. Demandas debidas a la amenaza que siente el docente hacia su persona cuando existe una descalificación de conocimientos se da hacia el mismo, de parte padres de familia, alumnos o los mismos docentes. Esto provoca una demanda de asesoramiento, muy justificada, que apunta a la resolución de la situación amenazadora en la que se encuentra quien nos la plantea, más que con la intención de resolver las necesidades propias del alumno. Cuando la persona que se dirige a nosotros nos comunica aquello que tendría que ser la demanda, pero no va más allá de la emisión de una queja sobre el alumno, la familia, la situación en general, etc. No debe confundirse con una demanda de intervención, el reto es reconvertirla en demanda a la que se puede dar respuesta. Se hacen al margen del interés del docente, ya que son bajo demanda administrativa. Algunas demandas se formulan porque se deben hacer, al margen de si al docente que las plantea le interesa o no, en aquel momento, la aportación del asesor o asesora. Algunos centros toman decisiones sobre qué alumnado tiene que pedir asesoramiento, y quien lo decide no coincide con quien hace la demanda. Son aquellas que son formuladas directa o indirectamente de las personas en las que se detecta necesidad de apoyo. Referente a quien hace la demanda, una parte importante, la formula la misma persona que ha detectado la necesidad: el tutor o la tutora, los padres, etc., que se han dado cuenta de necesidades no cubiertas en un alumno, se ponen en contacto con la persona asesora y acuerdan un encuentro. Son aquellas que se dan para asegurarse de la capacidad intelectual del sujeto, para asegurarse si puede o no enfrentarse a determinados conocimientos. Cuando la demanda se reduce a la evaluación, no incluye el ajuste del currículo ni la planificación y la realización de las acciones que el caso requiere. Pero la mayor parte de las veces, la demanda de evaluar un caso va unida a la de planificar la respuesta adecuada, que puede suponer revisar el currículo, repensar las condiciones significativas para su vida emocional o de relación, y valorar la conveniencia de incluir a la familia en el proceso. Aquellas que, quien formula la demanda, cae en un juego psicológico transaccional. Quien practica un juego psicológico busca a alguien que represente un rol complementario al suyo. Las personas practican juegos psicológicos normalmente de modo inconsciente para buscar recompensas, llamar la atención, dar y recibir caricias y representar el guion psicológico de cada uno, lo cual afirma la propia identidad.