Kira y Gala
Kira y Gala eran dos perritas que vivían en una perrera, porque sus dueños las habían abandonado. Tenían mucho miedo de vivir separadas, porque siempre habían estado juntas. Así que los cuidadores las pusieron en el mismo recinto.
Se pasaban el día abrazadas para no las separasen. Kira tenía pelaje marrón y ojos tristes y deseaba con todas sus fuerzas tener un hogar donde la quisieran. Su amiga Gala era más joven y de color blanco y negro. Se pasaban los días entre los barrotes de su jaula, paseando entre el comedero y el cubo de agua. No sabían cuánto tiempo iban a pasar allí, si alguien acabaría por adoptarlas o si estarían en la perrera para siempre.
Al principio Kira y Gala no se relacionaban mucho. Kira había llegado primero a la perrera y, cuando Gala llegó, la recibió con cierta desconfianza. Un día, decidió acercarse a su nueva compañera y le preguntó tímidamente:
-¿Cómo te llamas?
- Gala, ¿cuánto tiempo llevas aquí? – le respondió la recién llegada todavía asustada.
-Llevo ya unos años desde que me encontraron abandonada en una gasolinera.
-A mi me dejaron atada a un banco del parque- dijo muy triste la otra perrita.
Poco a poco, Gala y Kira se fueron conociendo un poco más hasta que acabaron por hacerse inseparables. Un día, se enteraron de que la perrera iba a cambiar de dueños. Las nuevas personas que se encargarían de todos aquellos perros venían con ideas nuevas para intentar por todos los medios que encontrasen hogares donde las quisieran y las cuidasen. Reformaron las estancias donde dormían y todos los días las sacaban a dar un paseo y a jugar. Una vez a la semana, invitaban a gente de los pueblos cercanos a que se acercasen a conocer y mimar a los perros. Para Gala y Kira ese era el mejor día de la semana sin duda. Les daban comida mucho más rica y nutritiva y todos los meses les daban un baño. Los nuevos dueños iban además por los coles de la zona para concienciar sobre la importancia de tratar a las mascotas con dignidad.
Un día, llegó el momento que tanto tiempo habían estado esperando. Una familia se interesó primero por Kira, pero al ver que Gala era su amiga inseparable, no lo dudaron y adoptaron a las dos. Fueron muy felices, porque la familia vivía en una casa con jardín y cerca había un riachuelo
Se pasaban el día abrazadas para no las separasen. Kira tenía pelaje marrón y ojos tristes y deseaba con todas sus fuerzas tener un hogar donde la quisieran. Su amiga Gala era más joven y de color blanco y negro. Se pasaban los días entre los barrotes de su jaula, paseando entre el comedero y el cubo de agua. No sabían cuánto tiempo iban a pasar allí, si alguien acabaría por adoptarlas o si estarían en la perrera para siempre.
Al principio Kira y Gala no se relacionaban mucho. Kira había llegado primero a la perrera y, cuando Gala llegó, la recibió con cierta desconfianza. Un día, decidió acercarse a su nueva compañera y le preguntó tímidamente:
-¿Cómo te llamas?
- Gala, ¿cuánto tiempo llevas aquí? – le respondió la recién llegada todavía asustada.
-Llevo ya unos años desde que me encontraron abandonada en una gasolinera.
-A mi me dejaron atada a un banco del parque- dijo muy triste la otra perrita.
Poco a poco, Gala y Kira se fueron conociendo un poco más hasta que acabaron por hacerse inseparables. Un día, se enteraron de que la perrera iba a cambiar de dueños. Las nuevas personas que se encargarían de todos aquellos perros venían con ideas nuevas para intentar por todos los medios que encontrasen hogares donde las quisieran y las cuidasen. Reformaron las estancias donde dormían y todos los días las sacaban a dar un paseo y a jugar. Una vez a la semana, invitaban a gente de los pueblos cercanos a que se acercasen a conocer y mimar a los perros. Para Gala y Kira ese era el mejor día de la semana sin duda. Les daban comida mucho más rica y nutritiva y todos los meses les daban un baño. Los nuevos dueños iban además por los coles de la zona para concienciar sobre la importancia de tratar a las mascotas con dignidad.
Un día, llegó el momento que tanto tiempo habían estado esperando. Una familia se interesó primero por Kira, pero al ver que Gala era su amiga inseparable, no lo dudaron y adoptaron a las dos. Fueron muy felices, porque la familia vivía en una casa con jardín y cerca había un riachuelo
Créé par
WENDY ANABEL MORA RIVERA
Ecuador
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