ANTOLOGÍA 1

Relier Colonnes

ANTOLOGÍA DE TEXTOS.

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À propos de Relier Colonnes

Literatura

literatura

medieval

textos

Âge recommandé: 14 ans

0 fois fait

Créé par

Jennifer Andrino Lobo

Spain

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Relier Pairs ANTOLOGÍA 1Version en ligne ANTOLOGÍA DE TEXTOS. par Jennifer Andrino Lobo 1 Quiere un hombre, quiere un hombre d’estos hombres ya curtíos por el frío del invierno, y tostaos por el sol de meyodía, y bañaos po las aguas de febrero, y besaos po la luna cuando duermen en las eras, junt’al trillo, cara’l cielo. 2 Toda esta vida es hurtar, no es el ser ladrón afrenta, que como este mundo es venta, en él es propio el robar. Nadie verás castigar porque hurta plata o cobre: que al que azotan es por pobre de suerte, favor o trazas. Este mundo es un juego de bazas, que solo el que roba, triunfa y manda. 3 El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando. 4 Cebolla, luminosa redoma, pétalo a pétalo se formó tu hermosura, escamas de cristal te acrecentaron y en el secreto de la tierra oscura se redondeó tu vientre de rocío. 5 Nadie se atreve a salir; la plebe grita indignada, las damas se quieren ir porque la fiesta empezada no puede ya proseguir. 6 Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. [...] No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. 7 En la redonda encrucijada, seis doncellas bailan. Tres de carne y tres de plata. Los sueños de ayer las buscan, pero las tiene abrazadas un Polifemo de oro. ¡La guitarra! 8 ¿Qué es poesía? −dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú. 9 Embrazaron los escudos delante del corazón, las lanzas ponen en ristre envueltas en su pendón, todos inclinan las caras por encima del arzón1 [...] A grandes voces decía el que en buen hora nació: «¡Heridlos, mis caballeros, por amor del Creador, aquí está el Cid, don Rodrigo Díaz el Campeador». 10 ¿Quién hace al tuerto galán y prudente al sin consejo? [...] ¿Quién hace de piedras pan, sin ser el Dios verdadero? [...] ¿Y quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero? 11 Hombres necios que acusáis a la mujer, sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis; Francisco de Quevedo Cantar de Mio Cid Miguel Hernández Nicolás F. Moratín Gustavo A. Bécquer Garcilaso de la Vega Sor Juana Inés de la Cruz Francisco de Quevedo Pablo Neruda Federico García Lorca, Poema del cante jondo Luis Chamizo, El miajón de los castúos

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ANTOLOGÍA DE TEXTOS.

par Jennifer Andrino Lobo

Quiere un hombre, quiere un hombre d’estos hombres ya curtíos por el frío del invierno, y tostaos por el sol de meyodía, y bañaos po las aguas de febrero, y besaos po la luna cuando duermen en las eras, junt’al trillo, cara’l cielo.

Toda esta vida es hurtar, no es el ser ladrón afrenta, que como este mundo es venta, en él es propio el robar. Nadie verás castigar porque hurta plata o cobre: que al que azotan es por pobre de suerte, favor o trazas. Este mundo es un juego de bazas, que solo el que roba, triunfa y manda.

El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando.

Cebolla, luminosa redoma, pétalo a pétalo se formó tu hermosura, escamas de cristal te acrecentaron y en el secreto de la tierra oscura se redondeó tu vientre de rocío.

Nadie se atreve a salir; la plebe grita indignada, las damas se quieren ir porque la fiesta empezada no puede ya proseguir.

Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. [...] No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.

En la redonda encrucijada, seis doncellas bailan. Tres de carne y tres de plata. Los sueños de ayer las buscan, pero las tiene abrazadas un Polifemo de oro. ¡La guitarra!

¿Qué es poesía? −dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.

Embrazaron los escudos delante del corazón, las lanzas ponen en ristre envueltas en su pendón, todos inclinan las caras por encima del arzón1 [...] A grandes voces decía el que en buen hora nació: «¡Heridlos, mis caballeros, por amor del Creador, aquí está el Cid, don Rodrigo Díaz el Campeador».

¿Quién hace al tuerto galán y prudente al sin consejo? [...] ¿Quién hace de piedras pan, sin ser el Dios verdadero? [...] ¿Y quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero?

Hombres necios que acusáis a la mujer, sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis;

Francisco de Quevedo

Cantar de Mio Cid

Miguel Hernández

Nicolás F. Moratín

Gustavo A. Bécquer

Garcilaso de la Vega

Sor Juana Inés de la Cruz

Francisco de Quevedo

Pablo Neruda

Federico García Lorca, Poema del cante jondo

Luis Chamizo, El miajón de los castúos

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Quiere un hombre, quiere un hombre d’estos hombres ya curtíos por el frío del invierno, y tostaos por el sol de meyodía, y bañaos po las aguas de febrero, y besaos po la luna cuando duermen en las eras, junt’al trillo, cara’l cielo.

Toda esta vida es hurtar, no es el ser ladrón afrenta, que como este mundo es venta, en él es propio el robar. Nadie verás castigar porque hurta plata o cobre: que al que azotan es por pobre de suerte, favor o trazas. Este mundo es un juego de bazas, que solo el que roba, triunfa y manda.

El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando.

Cebolla, luminosa redoma, pétalo a pétalo se formó tu hermosura, escamas de cristal te acrecentaron y en el secreto de la tierra oscura se redondeó tu vientre de rocío.

Nadie se atreve a salir; la plebe grita indignada, las damas se quieren ir porque la fiesta empezada no puede ya proseguir.

Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. [...] No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.

En la redonda encrucijada, seis doncellas bailan. Tres de carne y tres de plata. Los sueños de ayer las buscan, pero las tiene abrazadas un Polifemo de oro. ¡La guitarra!

¿Qué es poesía? −dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.

¿Quién hace al tuerto galán y prudente al sin consejo? [...] ¿Quién hace de piedras pan, sin ser el Dios verdadero? [...] ¿Y quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero?

Hombres necios que acusáis a la mujer, sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis;