Bueno, si no querés que los regale, usalos”, dijo la mamá. Entonces Dani se puso a sacar todos los juguetes de la caja. Marcos se acercó para curiosear, y los dos terminaron jugando con todos esos juguetes que, de tan viejos, parecían nuevos.
Dani dejó de ser aburrido cuando decidió que, aunque ya era grande, podía jugar a ser chico un tiempito más.