El león dormía en un claro de la selva: “grrrfff pf pf pf”, “grrrfff pf pf pf”, “grrrfff pf pf pf”, cuando pasó por ahí el ratón más juguetón de cuantos ratones había en los alrededores.
El ratoncito vio al león que roncaba “grrrfff pf pf pf”, “grrrfff pf pf pf”, “grrrfff pf pf pf”, y decidió jugarle una broma.
Se acercó despacio a su oreja y gritó: “¡Cuidado, que vienen los elefantes!”
El león, en un instante, movió una de sus patas y atrapó al ratoncito antes de que pudiera correr a esconderse. Entonces el ratoncito dijo:
–Señor león, le ruego que me disculpe, he sido en verdad muy desconsiderado al cortar su sueño. Y le digo algo: si usted me deja ir, yo podría ayudarlo cuando usted lo necesite.