A lo largo del siglo XIX, la prosa, sobre todo la novela, experimentó una importante evolución, que hizo de este género el preferido por autores y lectores durante la segunda mitad del siglo. Los primeros textos son de carácter periodístico y didáctico, apareciendo publicados en periódicos y folletos.
En Hispanoamérica hubo una importante producción editorial en temas sociales con enfoques críticos y claros objetivos políticos en ecuador se destaco el ambateño Juan Montalvo por sus agudos pensamientos políticos. Tubo su lapidaria frase con su forma bella breve y resuelta MI PLUMA LO MATO.
(Ambato, Ecuador, 13 de abril de 1832 – París, Francia, 17 de enero de 1889) fue un ensayista y novelista ecuatoriano. Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los dictadores Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintemilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la dictadura de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra.
Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Entre sus ensayos destacan Siete tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió una secuela de Don Quijote de la Mancha, llamada Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Murió a causa de una pleuresía en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en un mausoleo en Ambato.
Tanto Juan Montalvo como Miguel Riofrío son representantes de la prosa del siglo XIX. El pensamiento de Juan Montalvo llegó a trascender tanto que llegó a ser admirado por escritores de la talla de Miguel de Unamuno y Jorge Luis Borges. Con su novela La Emancipada Miguel Riofrío recoge lo mejor del romanticismo europeo ambientado a un contexto ecuatoriano.
Don Juan María Montalvo Fiallos, nació en Ambato el 13 de abril de 1832. Sus padres don Marcos Montalvo y doña Josefina Fiallos; Padrino el Coronel don Francisco Flor, Prócer de la Independencia. Sus hermanos; el doctor Francisco, literato y político Catedrático de la Universidad Central, dirigió la educación de sus hermanos y modelo sus caracteres. El Dr. Francisco Javier, Jurisconsulto y Literario, Rector del Colegio y Universidad Central, Ministro de Estado y Cortes de Justicia. Su primera educación fue deficiente en medios. Al terminar la Instrucción Primaria el niño Juan fue enviado a Quito, a continuar sus estudios.
Entró entonces al Convictorio de San Fernando y concluidos los años de Colegio, pasó a la Universidad. En esta época se encontraba su hermano mayor doctor Francisco, quien prodigó una verdadera ayuda a Juan, ya que ocupaba a la sazón un buen sitial en la política, esto sirvió para conseguirle su viaje a Europa en el año de 1857, visitó la Ciudad Eterna. París; en esta última desempeñó el cargo de Secretario de la Legación del Ecuador; pero permaneció poco tiempo debido a la inestabilidad de los gobiernos y la agitación política. Se enfermó de artritis, causa para regresar nuevamente a su hogar, debiendo los suyos prodigarle los cuidados que requería. En Francia se hizo amigo del famoso literato y fabulista Lamartine. Montalvo llegó al Ecuador en 1859 en medio de un verdadero caos en la nación
Juan Montalvo desde joven se dedicó al cultivo de las letras, por tanto sus obras son el producto de su afición y dedicación, tales como: "Los Siete Tratados", "Capítulos que se le olvidaron a Cervantes", "La Dictadura Perpetua", "El Cosmopolita", "Las Catilinarias", "El Espectador", "El Regenerador", "Geometría Moral", "La Mercurial Eclesiástica". La crítica coloca a Montalvo entre los autores clásicos ecuatorianos, por la galanura de la corrección; en sus escritos demuestra Montalvo el amor a la libertad, la defensa a la democracia y la divulgación de los conocimientos científicos, en procura de un mejoramiento de la ética social.
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Al respecto el critico español don Juan Valera, dice de Montalvo: "es un escritor violentísimo, batallador y pendenciero, a quien le agradan los actos y sentimientos más opuestos".
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Ahora algo sobre sus creencias religiosas. En la hora de su muerte rechazó a un sacerdote diciéndole "Yo no creo en la confesión; estoy en paz con mi corazón y mi conciencia; puedo comparecer tranquilo ante Dios". Emilia Pardo Basán lo califica de alma religiosa y pensamiento heterodoxo". Otros lo tildaron de impío, malvado protestante en cuyo corazón ardía la rebeldía de Pablo y de Lutero. Pero otros críticos dicen que Montalvo fue un enamorado de Dios y de la Biblia, según propias palabras en una carta dirigida a su amiga Pardo Basán, le dice: "Mi alma está llena de Dios", y agrega: Que satisfacción hablar con Dios en la soledad, huido de los hombres, mal calificado por ellos; pero titulado, condecorado por el Soberano de los Cielos". Más confesaré con Dios Omnipotente y misericordioso.
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