Sin
que parezca exagerado, es posible asegurar que cada uno de nuestros discursos y
enunciaciones está cruzado o mediatizado por otros muchos y variados discursos
que, a lo largo de nuestra vida, hemos ido conociendo y asimilando como parte
de nuestra propia identidad crítica.
El
mundo, su cultura, que es nuestra, no nació con nosotros, pero necesita de
nosotros para permanecer, para desarrollarse, para evolucionar. En nuestra
naturaleza está la capacidad y la necesidad de, como verdaderas esponjas,
absorber información y conocimiento, los que transformamos y hacemos parte de
nuestra identidad. Estamos influenciados/as por ellos, somos lo que resulta de
esa influencia.
Pero
qué sucede cuando, por ejemplo, en una novela, cuento, poema o película esa
relación entre un discurso y otro, entre un texto y otro, se nos hace tan
explícita que somos capaces de reconocerla y entender que entre una y otra se
establece un diálogo que, a su vez, hace posible la constitución de una nueva
obra. En tal caso estamos frente a lo
que se denomina un fenómeno de intertextualidad.