El microrrelato, siendo un relato, tiene que contarnos una historia. No es posible seguir esa idea de microrrelato sin pensar darle algo que descubrir al lector.
No obstante, el relato tiene que estructurarse de manera diferente. No podemos guardar el modelo usual de un esquema narrativa.
Obviamente, no será posible retirarle al relato la clave de todo tipo de ficción con interés, el clímax. El microrrelato consta de un clímax con fuerza.
Concentrar las ideas para restringir las informaciones es esencial.
Sin embargo, no podrá significar un olvido de contexto. El detalle va a ser necesario. Detenerse en un detalle permite decir mucho más.
Escribir un microrrelato es pensar distinto. No hay que representarse a una construcción detallada enteramente. Lo principal es imaginar en qué referirse a algo permite decir mucho más que decirlo de manera directa.
De hecho, el título le da en general el sentido verdadero al microrrelato. Al expresar una idea a veces escondida dentro de la ficción, el título termina siendo la única pista para comprender el sentido general.