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La experiencia religiosa

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la experiencia religiosa en el encuentro con el sentido de la vida, Todo es vanidad de vanidades

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La experiencia religiosa Version en ligne

la experiencia religiosa en el encuentro con el sentido de la vida, Todo es vanidad de vanidades

par Zulema Aldeán
1

Experiencia Religiosa

La experiencia religiosa en el encuentro con el sentido de la vida

La experiencia religiosa es una vivencia íntima de Dios, un acercamiento a la esencia divina que marca un punto de inflexión en la que vida personal. ... Una persona que en su día a día tiene fe en Dios puede tener una experiencia de la presencia de Dios en su vida.

Desde un punto de vista más general también puede recibir el nombre de experiencia religiosa la actitud del ser humano que busca el valor de la trascendencia en su vida. Una búsqueda de la espiritualidad que parte de la capacidad del ser humano para hacerse preguntas vinculadas con la vida, la muerte y la existencia de un ser superior.

Una búsqueda de lo verdadero que aporta un sentido concreto a la existencia. Esta búsqueda está muy vinculada con el silencio ya que muchos espacios de oración y de culto están contextualizados en un ámbito de silencio para marcar distancia respecto del ruido del mundo. Este hecho se muestra claramente en la meditación que permite la introspección y la búsqueda de la verdad

2

VANIDAD DE VANIDADES

“Vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo que se pueda decir: he aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. Dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.”

3

IGNACIO DE LOYOLA


La primera lectura del libro del Eclesiastés empieza con una afirmación fuerte: vanidad de vanidades, todo es vanidad… para luego preguntarse ¿Que reporta al hombre todo su esfuerzo?
La misma experiencia existencial tiene San Ignacio, él relatándose dice: hasta los 26 años de edad fue un hombre dado a las vanidades del mundo.
Tanto el autor sagrado como Ignacio descubren lo relativo de muchas cosas y lo hacen porque descubre al Absoluto de todas las cosas que da sentido y ordena todo lo que somos, en donde nos movemos y donde existimos.
A la pregunta por el Sentido que platea el autor Sagrado, Ignacio la responde en el Principio y Fundamento de los Ejercicios Espirituales: Hombre es creado para.
Ignacio entendió que todo lo que somos y tenemos en primer lugar es fruto de un don que viene de otro.
Si la vida es puro don, trae consigo un desafío: desarrollar el don que hemos recibido. Es así como Ignacio reconoce que su vida y la de todos tiene un sentido, tiene un fin, tiene un para qué, y este fin se convierte para Ignacio en un principio rectore para ordenar todas las demás cosas, en función de alcanzar el fin para el cuál fuimos creado.
Cuando Dios no está en el centro todo lo demás se desordena.
Poner a Dios como absoluto, implica en nosotros un nuevo modo pensar y percibir y sentir las cosas; es dejarse transformar por Dios, es dejar morir al hombre viejo y dejar nacer al hombre nuevo en Cristo.


4

CONTINUACIÓN

Ignacio dice hablando de este tiempo de su conversión dice: En este tiempo le trataba Dios de la
misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole.
Como en muchas experiencia de tantos hombre y mujeres de Dios, Ignacio de Loyola deja que Dios sea ese maestro interior que lo forma y lo transforma.
Y lo que aprende de Dios es un saber vivir de Dios, haciéndolo su principio y fundamento.
Cuando Dios es principio y fundamento, lo demás adquiere su lugar… este es el reclamo de Jesús al hombre que se acerca para que le resuelva su problema con su hermano.
Cuando Dios es principio y fundamento de nuestras vidas, él se convierte en el único en quien poner nuestra esperanza.
Algunos ponen su esperanza en su capacidad de acumular, otros en su capacidad de producir, y otros tantos en su dones y talentos (como si fuesen autores, y dueños de ellos), nosotros lo ponemos en Dios.
El resto se los dejo a ustedes…

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