Explicación
Sobre la portada principal del museo se puede ver una gran ornamentación, y en el centro el anagrama de la orden de la Compañía de Jesús: 'IHS'. El mismo es la abreviatura del nombre de Jesús y en latín se lee Iesus Hommo Salvator que significa Jesús Salvador de los Hombres. Bajo esta inscripción se lee con dificultad el número 1762, indicando el año en que se terminó de construir el muro y la portada.
Como plantea Vilma Brondo, la principal producción de la Estancia Alta Gracia en el período jesuítico fueron los textiles, la harina y las mulas.
Los textiles eran fabricados con 5 telares europeos que se encontraban en el obraje. Los trabajadores eran personas africanas esclavizadas. Esta producción servía para el abrigo y vestimenta de la mano de obra y de los miembros de la órden, pero además era usual que se utilizara como moneda de cambio.
La harina se producía en el molino hidráulico, que funcionaba gracias a un complejo sistema de acequias, paredones y al dique Tajamar, todos ellos construidos por los jesuitas.
Las mulas se producían cruzando una yegua de caballo y un 'burro hechor', y se las fortalecía en vastos terrenos serranos para que aguantaran grandes cargas.
Alonso Nieto de Herrera ingresó en 1643 como hermano coadjutor en la Compañía de Jesús y le donó todos sus bienes, entre los que se incluía la Estancia de Nuestra Señora de Alta Gracia.
Los jesuitas y los trabajadores esclavizados vivían en espacios diferenciados. Los jesuitas vivían en la residencia, que actualmente alberga al museo, y los eslavos vivían en la ranchería. Dicho espacio era un edificio de adobe con techo de paja que tenía un patio central y un solo ingreso principal. Allí vivían familias de esclavos en habitaciones que daban hacia el patio central. Es el único espacio del conjunto que no se ha conservado.
El obraje era el espacio de trabajo artesanal de los esclavos y esclavas. Allí había talleres de carpintería, telares, talabartería, producción de velas, jabones y un fundición de campanas.
El reloj público, que se ve desde el mirador del museo, se construyó en 1938, en conmemoración del 350º aniversario del otorgamiento de la Merced de Paravachasca a Juan Nieto. En sus esquinas se pueden ver las 4 figuras que representan a un conquistador, un gaucho, un indio y un misionero.
Las ollas y peroles se colocaban sobre el fuego hecho a base de leña para cocinar guisos, ollas podridas y locros.
Sus muros son de piedra, sin la cuidadosa terminación del resto del edificio, marcando posiblemente dos etapas constructivas del mismo, es decir que en hipótesis corresponden al primer edificio que los jesuitas construyeron. La argamasa, una mezcla de cal, arena y agua, unía las piedras y los trozos de ladrillos y tejas que completaban la construcción.
José Manuel Solares vivió en la Estancia Alta Gracia entre 1820 y 1868 con su mujer, Doña Concepción Llanes. Por voluntad testamentaria, tras su muerte se deslindan los terrenos de la estancia y son entregados de manera gratuita a las familias pobres y de notable honradez que vivían y trabajaban en ellos, dando así nacimiento a la Villa de Alta Gracia.
El museo tiene muchos áboles frutales: naranjos, un manzano,
un limonero, varias higueras y un granado. Estos árboles nos recuerdan la producción frutal de la Estancia Jesuítica Alta Gracia que se utilizaba para el abastecimiento interno y del Colegio Máximo de Córdoba.
La chacarera es un ritmo folklórico típico de la provincia de Córdoba. Esta canción se llama "La Vieja" y fue compuesta por Peteco Carabajal. ¡Gracias por jugar con nosotros!