Proceso de urbanización
Lee el texto adjunto sobre el proceso de urbanización en el tercer mundo y completa cada oración de la columna izquierda con el final que le corresponda en la columna derecha.
La urbanización en el tercer mundo
Explosión urbana
En 1950, había 86 ciudades en el mundo con una población superior al millón; en 2015, hay más de 5 500. En efecto, las ciudades han absorbido cerca de dos tercios de la explosión demográfica global desde 1950 y en la actualidad están creciendo a razón de un millón a la semana. La población urbana actual es mayor que la población total del mundo en 1960.
Un planeta de ciudades miseria
Los residentes de áreas urbanas hiperdegradadas constituyen un asombroso 78,2 por 100 de la población urbana de los países menos desarrollados y al menos un tercio de la población urbana global.
Es posible que haya más de 250 000 áreas urbanas hiperdegradadas en la tierra. Solo las cinco grandes metrópolis del sur de Asia (Karachi, Mumbai, Delhi, Calcuta y Dhaka) contienen cerca de 15 000 áreas urbanas hiperdegradadas diferenciadas, con una población total de más de 20 millones. Una población urbana miserable todavía mayor atesta el litoral en proceso de urbanización de África occidental, mientras que otras enormes conurbaciones de pobreza se esparcen por Anatolia y el altiplano etíope; abrazan la base de los Andes y del Himalaya; se disparan desde los núcleos de rascacielos de México, Jo-burg [Johanesburgo], Manila y São Paulo; y, por supuesto, cubren las orillas de los ríos Amazonas, Níger, Congo, Nilo, Tigris, Ganges, Irrawaddy y Mekong.
Retorno a Dickens
Al igual que en el Londres de principios de la época victoriana, la contaminación del agua a causa de desechos humanos y animales sigue siendo la causa de enfermedades diarreicas crónicas que matan al año por lo menos a dos millones de bebés y niños pequeños de las ciudades.
Se estima que un 57 por 100 de africanos de las ciudades carecen de acceso a las instalaciones sanitarias básicas, y en urbes como Nairobi, los pobres deben utilizar «inodoros volantes» (defecar en una bolsa de plástico).
A su vez, los pobres de las ciudades de todo el mundo se ven obligados a asentarse en terrenos peligrosos y en los que es imposible edificar, esto es, sobre laderas de montañas excesivamente escarpadas u orillas y llanuras sujetas a inundaciones. La pobreza, por consiguiente, ha «construido» un problema de catástrofes urbanas de una frecuencia y alcance sin precedentes.
Urbanización sin industrialización
La teoría social clásica creía que las grandes ciudades del futuro seguirían los pasos industrializadores de Manchester, Berlín y Chicago. Algunas ciudades como Los Ángeles, São Paulo, Pusan y, en la actualidad, Ciudad Juárez, Bangalore y Guangzhou se han aproximado más o menos a esta trayectoria clásica. Pero otras como Kinsasa, Jartum, Dar es Salaam, Dhaka y Lima crecen prodigiosamente pese a la ruina de sus industrias, la reducción de sus sectores públicos y la movilidad descendente de sus clases medias.
La dinámica de urbanización del tercer mundo se ha desconectado radicalmente de la industrialización, e incluso del desarrollo. El crecimiento de la población urbana se produce a pesar de un crecimiento económico urbano estancado o negativo.
El papel de los planes de ajuste estructural en el proceso
La década de los ochenta, cuando el FMI y el Banco Mundial utilizaron la palanca de la deuda para reestructurar las economías de la mayor parte del tercer mundo, es la década en la que las áreas urbanas hiperdegradadas se convirtieron en una realidad implacable, no solo para los migrantes pobres rurales, sino también para millones de urbanitas desplazados o empobrecidos hasta la miseria por la violencia del «ajuste».
En todas partes, el FMI ofrecía a los países pobres el mismo cáliz envenenado, hecho de devaluación, privatización, supresión de los controles a las importaciones y de las subvenciones alimentarias, pago forzoso del coste de la sanidad y la educación, y reducción inexorable del sector público. Al mismo tiempo, los planes de ajuste estructural arruinaron a los campesinos minifundistas al suprimir las ayudas y al abandonarlos «a su suerte» en los mercados globales de materias primas dominados por la agroindustria del primer mundo.
Los planes de ajuste estructural «quitaron de un puntapié la escalera» (es decir, los aranceles y las ayudas proteccionistas) que las naciones desarrolladas habían utilizado históricamente en su propio ascenso. Como consecuencia de ello, las áreas urbanas hiperdegradadas se extienden como franquicias por todo el mundo y son el lugar de almacenamiento de la humanidad excedente del siglo XXI.
La urbanización en el tercer mundo
Explosión urbana
En 1950, había 86 ciudades en el mundo con una población superior al millón; en 2015, hay más de 5 500. En efecto, las ciudades han absorbido cerca de dos tercios de la explosión demográfica global desde 1950 y en la actualidad están creciendo a razón de un millón a la semana. La población urbana actual es mayor que la población total del mundo en 1960.
Un planeta de ciudades miseria
Los residentes de áreas urbanas hiperdegradadas constituyen un asombroso 78,2 por 100 de la población urbana de los países menos desarrollados y al menos un tercio de la población urbana global.
Es posible que haya más de 250 000 áreas urbanas hiperdegradadas en la tierra. Solo las cinco grandes metrópolis del sur de Asia (Karachi, Mumbai, Delhi, Calcuta y Dhaka) contienen cerca de 15 000 áreas urbanas hiperdegradadas diferenciadas, con una población total de más de 20 millones. Una población urbana miserable todavía mayor atesta el litoral en proceso de urbanización de África occidental, mientras que otras enormes conurbaciones de pobreza se esparcen por Anatolia y el altiplano etíope; abrazan la base de los Andes y del Himalaya; se disparan desde los núcleos de rascacielos de México, Jo-burg [Johanesburgo], Manila y São Paulo; y, por supuesto, cubren las orillas de los ríos Amazonas, Níger, Congo, Nilo, Tigris, Ganges, Irrawaddy y Mekong.
Retorno a Dickens
Al igual que en el Londres de principios de la época victoriana, la contaminación del agua a causa de desechos humanos y animales sigue siendo la causa de enfermedades diarreicas crónicas que matan al año por lo menos a dos millones de bebés y niños pequeños de las ciudades.
Se estima que un 57 por 100 de africanos de las ciudades carecen de acceso a las instalaciones sanitarias básicas, y en urbes como Nairobi, los pobres deben utilizar «inodoros volantes» (defecar en una bolsa de plástico).
A su vez, los pobres de las ciudades de todo el mundo se ven obligados a asentarse en terrenos peligrosos y en los que es imposible edificar, esto es, sobre laderas de montañas excesivamente escarpadas u orillas y llanuras sujetas a inundaciones. La pobreza, por consiguiente, ha «construido» un problema de catástrofes urbanas de una frecuencia y alcance sin precedentes.
Urbanización sin industrialización
La teoría social clásica creía que las grandes ciudades del futuro seguirían los pasos industrializadores de Manchester, Berlín y Chicago. Algunas ciudades como Los Ángeles, São Paulo, Pusan y, en la actualidad, Ciudad Juárez, Bangalore y Guangzhou se han aproximado más o menos a esta trayectoria clásica. Pero otras como Kinsasa, Jartum, Dar es Salaam, Dhaka y Lima crecen prodigiosamente pese a la ruina de sus industrias, la reducción de sus sectores públicos y la movilidad descendente de sus clases medias.
La dinámica de urbanización del tercer mundo se ha desconectado radicalmente de la industrialización, e incluso del desarrollo. El crecimiento de la población urbana se produce a pesar de un crecimiento económico urbano estancado o negativo.
El papel de los planes de ajuste estructural en el proceso
La década de los ochenta, cuando el FMI y el Banco Mundial utilizaron la palanca de la deuda para reestructurar las economías de la mayor parte del tercer mundo, es la década en la que las áreas urbanas hiperdegradadas se convirtieron en una realidad implacable, no solo para los migrantes pobres rurales, sino también para millones de urbanitas desplazados o empobrecidos hasta la miseria por la violencia del «ajuste».
En todas partes, el FMI ofrecía a los países pobres el mismo cáliz envenenado, hecho de devaluación, privatización, supresión de los controles a las importaciones y de las subvenciones alimentarias, pago forzoso del coste de la sanidad y la educación, y reducción inexorable del sector público. Al mismo tiempo, los planes de ajuste estructural arruinaron a los campesinos minifundistas al suprimir las ayudas y al abandonarlos «a su suerte» en los mercados globales de materias primas dominados por la agroindustria del primer mundo.
Los planes de ajuste estructural «quitaron de un puntapié la escalera» (es decir, los aranceles y las ayudas proteccionistas) que las naciones desarrolladas habían utilizado históricamente en su propio ascenso. Como consecuencia de ello, las áreas urbanas hiperdegradadas se extienden como franquicias por todo el mundo y son el lugar de almacenamiento de la humanidad excedente del siglo XXI.
Âge recommandé: 14 ans
Créé par
María T Santana
Spain
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