El Hada-Rata acudió a la llamada de Tito, bajando por un rayo de luna,
con su corona de estrellas y su manto de nubes.
- ¿Qué quieres de mí, Tito? ¿Por qué me llamas? –preguntó el hada.
Tito le contó sus penas y le dijo:
- Tú, que todo lo puesdes, Hada-Rata, dame alas como las de los
pájaros.