Había dado su palabra al anciano. Por
eso, siguió su camino hasta llegar al palacio real. Allí fue a ver al rey.
Bienvenido, Samuel. Creo que me traes un mensaje. Sí,
majestad. El anciano me dijo que era muy importante. El rey cogió la carta. Estaba muy contento
porque Samuel habría cumplido su promesa de no abrir el sobre. Samuel, soy un
rey mayor y sin hijos.
Estaba buscando
alguien honesto y bueno como tu. Tú eres
esa persona y, por eso, te nombro mi
heredero. ¡ Serás el nuevo rey! Samuel has sido un niño bueno y honrado lo
demuestra cuando devuelve al anciano la moneda y cuando entrega al
rey el sobre cerrado, como lo había prometido.