Antes de llegar a nuestra mesa, los alimentos que consumimos han sido producidos, almacenados, elaborados, envasados, transportados, preparados y servidos. En cada una de estas fases se liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera. La agricultura en particular libera importantes cantidades de metano y óxido nitroso, dos potentes gases de efecto invernadero. El metano es producido por el ganado. También puede ser liberado por el estiércol y los residuos orgánicos almacenados en los vertederos. Las emisiones de óxido nitroso son un producto de los fertilizantes.
Durante los últimos años, las emisiones globales de la producción agrícola y ganadera han aumentado. Esto ha ocurrido debido al crecimiento de la producción agraria total impulsada por el aumento de la demanda global de alimentos.