Este concepto es definido como las acciones que toma un docente para crear
y mantener un ambiente de aprendizaje que propicie el logro de objetivos
instruccionales. Para esto, los autores indican que es central
que un profesor conozca una variedad de estrategias, que van desde la
distribución física de la sala, la presencia de normas claras y procedimientos
de funcionamiento, el tipo de relaciones que se establecen con los alumnos, y
la capacidad que tienen para enganchar a los niños ante actividades académicas,
manteniendo su atención en éstas (Le Page, et al, 2007).