La sangre rica en nutrientes va directamente al hígado, donde es procesada. El hígado se encarga de filtrar los productos de desecho, transformando algunos de estos desechos en bilis. El hígado hasta ayuda a determinar qué cantidad de nutrientes se distribuirá al resto de tu cuerpo, y qué cantidad se quedará almacenada a modo de reserva. Por ejemplo, el hígado almacena ciertas vitaminas y un tipo de azúcar que el cuerpo utiliza para obtener energía.
El intestino grueso es, efectivamente, más grueso que el delgado, y es casi la última parada que hacen los alimentos en el tubo digestivo. Al igual que el intestino delgado, está replegado sobre sí mismo en el interior de tu cuerpo, y, si lo extendiéramos completamente, mediría aproximadamente 1,5 metros de largo.