EN BUSCA DE UN BESO
Había
una vez un pequeño sapo que vivía en una charca. El sapo estaba contento y era
feliz,
pues
tenía todo lo que podía necesitar: una cama y mucha agua limpia.
“Un
sapo no necesita nada más”, pensaba, hasta que un día... ...vio en un agujero
de un árbol
a
dos ardillas que se daban un beso.
“¡Oh,
qué bonito!”, pensó el sapo, y se sintió de pronto muy solo.
–
¡Yo también quiero que alguien me dé un beso! –dijo, y empezó a buscar en
seguida a ese
alguien.
Por
el borde de la charca paseaba una cigüeña.
“¿Querrá
darme un beso? –se preguntó el pequeño sapo–. ¡Seguro que sí! Pero tiene el
pico
muy
largo, no va a ser fácil. Será mejor que no le pregunte.”