Presentación sobre la vida de este Santo jesuita. Después se pueden realizar diferentes actividades con la información leída.
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Jesuita del siglo XVI y XVII
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¿Quién era este personaje?
EL ESCLAVO DE LOS ESCLAVOS
Pedro Claver Corberó conocido como San Pedro Claver, el esclavo de los esclavos, fue un misionero y sacerdote jesuita español nacido en Cataluña en junio de 1580, y fallecido en Cartagena de Indias el 9 de
septiembre de 1654. Es famoso por su entrega a aliviar el sufrimiento de los
esclavos que llegaban a Cartagena de Indias (Colombia) donde vivió la mayor
parte de su vida. Tímido y sencillo, corto en palabras y largo en hechos,
Pedro Claver, es una de las figuras del cristianismo más apasionantes y arriesgadas del siglo XVII. Se le considera un ejemplo heroico de lo que debe ser el amor por los más pobres y marginados. En contra del dominante ambiente esclavista, recibía con afecto y bautizaba a los esclavos que llegaban al puerto en abundancia y en un estado calamitoso en las bodegas de los barcos negreros, procedentes de África.
Con su clima caluroso, Cartagena de Indias era, por su posición en el mar Caribe, el principal mercado de esclavos del Nuevo Mundo. Solían llegar unos mil esclavos al mes. El precio de compra de esclavo era dos escudos, y doscientos el de venta. Por lo tanto, aunque muriera la mitad del «cargamento», el negocio seguía siendo «rentable». San Pedro Claver procuraba enterarse con antelación de la llegada de un barco de esclavos y se informaba sobre de que parte de África venía para conseguir intérpretes, que buscaba por toda Cartagena. Los amos de éstos llevaban muy mal que se los pidieran y le recibían con insultos. Más tarde, llegó a comprar los esclavos intérpretes que se convirtieron en grandes colaboradores suyos.
Acompañado de sus intérpretes, Claver acudía al puerto llevando al brazo un canasto cargado de plátanos, naranjas, limones, pan, vino y tabaco. Luego, descendía a las bodegas del navío donde por más de cuarenta o cincuenta días habían permanecido amontonados en condiciones inhumanas los esclavos de África. Ante los ojos desorbitados de terror, hambre y cansancio de los pobres africanos, les decía que él quería ser su padre y pretendía tratarlos bien; que no iba con intención de hacerles daño, como ellos creían, sino para quererles y enseñarles la buena noticia de Jesús. Si alguno llegaba en peligro de muerte, él mismo lo envolvía en su manto y lo llevaba a un hospital.
Cuando sabía que algún amo pegaba a sus esclavos, se presentaba en la casa y con súplicas o con autoridad les pedía que no los azotaran. Su confesionario estaba reservado para los esclavos, mientras que grandes personajes de la ciudad tenían que hacer cola detrás de ellos si querían confesarse con el jesuita. Además acudía regularmente a la leprosería, Hospital de San Lázaro, cuidada por los Hermanos de San Juan de Dios. Allí barría, arreglaba las camas y daba de comer a los enfermos. Conseguía mosquiteros, limosnas, medicinas y comida para aquel pobre hospital. Los días de fiesta les llevaba una comida más elaborada y, a veces, hasta una banda de música.
Recibió muchas amenazas y críticas por parte de las autoridades comerciales y civiles que veían peligrar su comercio de esclavos. Incluso algunos compañeros sacerdotes no veían con buenos ojos que Claver diera preferencia a las personas de raza negra sobre las de raza blanca. Se calcula que entre los siglos XVI y XIX fueron traídos de África a América entre doce a catorce millones de esclavos. Eran perseguidos como animales en sus hogares, atados con cadenas y transportados en barcos, casi sin espacio y hacinados, hasta el Nuevo Mundo.
Las condiciones en que se encontraban a bordo eran horrorosas y superan cualquier descripción. Muchos enfermaban y morían. Se calcula que un tercio "de la carga" se perdía por esta causa.
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BARCO CARGADO DE ESCLAVOS
Cada 24 horas recibían un pobre alimento consistente en medio plato de harina de maíz o "mijo" y una pequeña taza de agua. Sólo recibían malas palabras y castigos. Debido a este tratamiento, los esclavos al llegar parecían esqueletos.
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OTRO BARCO DE ESCLAVOS
Pedro Claver dedicó toda su vida a defender a las víctimas de aquella terrible explotación que constituyó la trata de esclavos. Hoy, como en el siglo XVII en que vivió Pedro Claver, la ambición del dinero se adueña del corazón de muchas personas y las convierte, mediante el comercio de la droga, en traficantes de la libertad de sus hermanos a quienes esclavizan. Los tratantes de esclavos impedían a sus víctimas el ejercicio de la libertad. Los que comercian con la droga conducen a las suyas a la destrucción misma de la personalidad y a que pierdan su libertad. Quedan "enganchandos" a esas sustancias y necesitan ayuda para poder escapar de esa "esclavitud" que son las drogas.
También hay muchos niños y niñas que son como esclavos en muchos países. Son obligados a trabajar sin ganar dinero o ganando muy poco y son privados del derecho a la educación y a tener una infancia-juventud normal. A esto se le llama explotación infantil. Otros niños y jóvenes son utilizados como “niños soldado”. Les roban la infancia y les obligan a hacer cosas horribles en la guerra. Otras personas son explotadas por no tener “papeles” cuando emigran a otros países buscando trabajo, seguridad, salud o educación.
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¿Y tú? ¿Qué puedes hacer?
Piensa ahora en la suerte que tienes. Aprende más cosas de este tema y lucha porque todas las personas del mundo tengan tus mismos derechos a vivir como persona.
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