Se refiere a la composición armónica del material atendiendo a la uniformidad en color y distribución de los elementos.
Los materiales deben mantener un diálogo con los usuarios a través de la retroalimentación constante.
Se refiere a la capacidad de activar más de un sentido al promover el aprendizaje.
Tiene que ver on la relación que guarda el material didáctico con sus objetivos y fines dentro de su contexto.
Implica la capacidad del material para mantener la atención y despertar la curiosidad.
Dentro del ámbito de las teorías de la complejidad, se entiende como la necesidad de adaptar la información para que sea comprensible con base en la experiencia previa de los estudiantes.
Se refiere a la necesidad de adaptarse a las formas de acceder a la información a partir de las tecnologías actuales dentro de la cotidianeidad. La información debe promover el uso de procesos cognitivos empleados en otros entornos al facilitar estos el aprendizaje.
Se refiere a la claridad del lenguaje, sea éste verbal o icónico.
Se refiere a los distintos medios utilizados para presentar la información una vez que el docente la ha transformado.
El material debe ser flexible y pertinente para las características de la modalidad y de los estudiantes que lo utilizan.
El material debe permitir utilizarse sin necesidad de utilizar programas o recursos tecnológicos extraordinarios.
En la medida de lo posible, el material debe guardar conexiones con distintos temas u otros materiales para propiciar la formulación de relaciones entre la información.
El material debe permitir el aprendizaje de forma acompañada, y a su vez debe permitir que el estudiante se acerque a el desde su reflexividad y su propio ritmo y estilo de aprendizaje, como parte de un proceso de aprendizaje a lo largo de la vida.
El material debe relacionarse con las formas en que los estudiantes leen y escriben, es decir, incorporando los elementos que utilizan de forma cotidiana, por ejemplo, la lectura a saltos, o bien, la lectura de imágenes y símbolos.