11.
Responda la pregunta únicamente de acuerdo con la siguiente información: Texto 1 Cuando De Beauvoir declara que “la mujer” es una idea histórica y no un hecho natural, subestima la distinción entre sexo, hecho biológico y género, interpretación cultural o significación de este hecho. De acuerdo con esta distinción, ser hembra es un hecho sin significado alguno, pero ser mujer es haberse vuelto mujer, o sea obligar al cuerpo a conformarse con una idea histórica de “mujer”, a inducir al cuerpo a volverse un signo cultural, a materializarse obedeciendo una posibilidad históricamente delimitada, y esto, hacerlo como “proyecto” corporal sostenido y repetido. La idea de “proyecto” sugiere la fuerza originaria de una voluntad radical, y como el género es un proyecto que tiene su supervivencia cultural como fin, el término de “estrategia” sugiere mejor la situación de coacción en la cual siempre y diversamente se da la performance que conlleva consecuencias punitivas. Los atributos distintivos de género contribuyen a “humanizar” dentro de la cultura contemporánea: los que no hacen bien su distinción de género son castigados regularmente. Dado que no hay una “esencia” que el género exprese o exteriorice, ni tampoco un objetivo ideal al que aspire; como el género no es un hecho, los diversos actos de género crean la idea del género, y sin esos actos, no habrá género en absoluto. El género es, pues, una construcción que regularmente oculta su génesis. […] La teoría feminista ha intentado comprender de qué manera las estructuras culturales y políticas sistémicas o invasivas son implementadas y reproducidas por actos y prácticas individuales, y cómo el análisis de situaciones personales se ve clarificado al plantear un contexto cultural ampliamente compartido. El impulso feminista a menudo ha surgido del reconocimiento de que mi dolor, o mi silencio, o mi cólera, o mi percepción, no son finalmente sólo mías, y que me ubican en una situación cultural compartida que me permite entonces habilitarme y potenciarme en vías insospechadas. Lo personal es pues implícitamente político en el sentido de que está condicionado por unas estructuras sociales compartidas, pero también lo personal ha sido inmunizado contra el desafío político al grado tal que la distinción público/privado perdura. Para la teoría feminista lo personal deviene en una categoría expansiva, donde se acomodan, aunque sea sólo de manera implícita las estructuras políticas consideradas como públicas. […] Mi situación no deja de ser mía sólo porque es la situación de alguien más, y mis actos, por más que sean individuales, reproducen sin embargo la situación de mi sexo, y lo hacen de diferentes maneras. En otras palabras, hay, latente en la fórmula lo personal es político de la teoría feminista, el supuesto de que el mundo de la vida de las relaciones de género está constituido, por lo menos parcialmente, por los actos concretos e históricamente mediados de los individuos. Ya que el “cuerpo” es invariablemente transformado en el cuerpo de él o el cuerpo de ella, sólo se conoce por su apariencia de género. Es urgente considerar la manera en que se da esta generización del cuerpo. Yo sugiero que el cuerpo adquiere su género en una serie de actos que son renovados, revisados y consolidados en el tiempo. Desde el punto de vista feminista, se puede intentar re-concebir el cuerpo con género más como una herencia de actos sedimentados que como una estructura predeterminada o forcluida, una esencia o un hecho, sea natural, cultural, o lingüístico. De acuerdo con el texto 1, cuando se analiza una cuestión de género, el campo de investigación filosófica que no es pertinente es: