Para el conductismo el aprendizaje es un cambio o modificación de la conducta observable; ante situaciones nuevas el sujeto tiene que cambiar sus respuestas, debe adaptarse para ajustarse mejor a las demandas. A partir de las conductas con que nace el sujeto, que serían reflejos incondicionados, se van formando nuevas conductas cada vez más complejas por medio del condicionamiento. Se pueden provocar determinadas conductas mediante estímulos artificiales, con tal de producir por medio de la repetición y e refuerzo un enlace E-R. Este aumento en la complejidad de las conductas es lo que esta teoría entiende como desarrollo.
Por ejemplo, el niño que ingresa a la escuela primaria tras algunas conductas: sabe hablar, caminar, correr, etc. La escuela le propone modificar alguna de esas conductas proporcionándole otras nuevas como: ampliar su vocabulario, corregir su expresión oral, leer y escribir, etc. O sea, lo que el sujeto es, depende de las condiciones externas que organizan sus condicionamientos. Así se enfatiza el papel de la experiencia.
Este paradigma supone un aprendizaje gradual y continuo, el todo es igual a la suma de las partes.
Lo importante en el aprendizaje es el producto o respuesta más que el proceso que a el conduce, habiendo un desinterés por los estados internos del organismo.
El aprendizaje es un reflejo o copia de la realidad externa.
El sujeto es pasivo pero su pasividad no está en la inactividad, sino en la exterioridad de toda planificación y control. Se supone que un estímulo o una serie de estímulos producen los mismos efectos en cualquier individuo y en cualquier circunstancia. La motivación es externa al sujeto, ya que este actúa para obtener una recompensa o evitar un castigo. No hay interés en la tarea, sino sólo en el beneficio que a través de ella puede lograrse.
Se considera que el sujeto es reactivo par dar respuestas, variarlas y transferirlas a situaciones nuevas.
Estas teorías explicar principalmente los aprendizajes que permiten la adquisición de hábitos, habilidades y destrezas (automatismos). Los procesos de asociación son imprescindibles para incorporar información, conocer datos y como punto de partida de procesos más complejos. Ejemplos: acciones que deben mecanizarse o automatizarse por repetición (manejar un automóvil), recordar números telefónicos, fórmulas, fechas, etc.