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Pedagogía de la Liberación o Crítica

Pedagogía Conductista

Escuela Nueva ó Activa

Enfoque por Competencias

Pedagogía Constructivista

Pedagogía Cognitiva

Pensamiento Complejo

En términos generales, implica interconectar diferentes dimensiones de lo real; de ahí su nombre, que proviene de la raíz latina complexus, participio de complecti, “enlazar”. Siguiendo a Edgar Morin (1921), su mayor representante y difusor, “lo complejo apunta más a una comprensión que a una disciplina, teoría o nueva religión”; responde a la forma en que ocurren y surgen las cosas, multidimensional, interactiva, y con componentes aleatorios o azarosos.

El aprendizaje real se produce a partir de sus conocimientos previos y las construcciones que realiza cada alumno al modificar su estructura mental, esto con la finalidad de alcanzar un mayor nivel de complejidad, diversidad e integración frente al mundo. Por su carácter constructivo, esta corriente puede emparentarse con la Escuela Activa, pues igualmente propone un aprendizaje opuesto a la mera acumulación de información, pero con un matiz diferente: ante la disyuntiva entre educar o instruir, lo importante no es informar al individuo ni instruirlo, sino desarrollarlo, humanizarlo.

Su finalidad era cambiar el método tradicional de enseñanza por otro que permitiera una mayor participación de los educandos en el proceso enseñanza-aprendizaje. Así, la base del proceso educativo son los alumnos, cuya participación es fomentada de manera individual o colectiva y los conocimientos se refuerzan mediante la acción y la investigación.

La pedagogía abrevó de la psicología conductual para observar a la enseñanza como algo estructurado y susceptible de ser guiado por los principios del condicionamiento operante, el cual, en el contexto escolar, busca que los alumnos adquieran un amplio repertorio conductual que pueda traducirse en ventajas sociales para ellos.

Al trasladar estas consideraciones al campo de la educación, se observa que en una competencia convergen los comportamientos sociales, las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo un desempeño, una actividad o una tarea; es decir, las competencias conjugan elementos innatos y de aprendizaje con factores sociales. En su libro Construir competencias desde la escuela, Philippe Perrenoud (1944), uno de los más reconocidos investigadores de este enfoque, apunta que “las competencias permiten hacer frente a una situación compleja, construir una respuesta adaptada. Se trata de que el estudiante sea capaz de producir una respuesta que no ha sido previamente memorizada”.

Está orientada por la ciencia cognitiva, un movimiento desarrollado desde 1950 que in fluyó tanto a la ciencia como a algunas disciplinas sociales y de humanidades. El psicólogo Jerome Seymour Bruner, uno de los principales actores en la llamada “revolución cognitiva” (la cual planteaba un modelo formal de la mente para explicar el conocimiento humano), aseguró que el principal objetivo de ésta fue recuperar el estudio de la mente en las ciencias humanas tras un largo periodo de fuerte objetivismo, lo cual se explica al considerar que lo cognitivo es el paso sucesivo del conductismo.

Una de las obras fundamentales de esta corriente es Pedagogía del oprimido (1969), del brasileño Paulo Freire, quien propuso un cambio en el proceso de aprendizaje de los alumnos mediante el análisis crítico y reflexivo del mundo en el que viven para propiciar la elaboración de normas de convivencia. Desde este precepto, el maestro examina la forma idónea para ayudar a los educandos a reflexionar y a convertir esta actividad en aprendizaje, al suscitar el análisis crítico, la indagatoria y la defensa de sus convicciones a través de la estructuración de argumentos.