El olvido y desprecio de los hombres a los continuos beneficios de Dios.
Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
Los católicos que abandonan su fe.
Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
Daré la paz a las familias.
Las almas tibias se harán fervorosas.
Las religiosas que abandonan el camino a que fueron llamadas por Él, o lo viven de manera poco auténtica.
Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
La poca valoración dada a sus sufrimientos y muerte redentora.
A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Recibir sin interrupción la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes consecutivos.
Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
El escándalo que ocasionan los malos sacerdotes.
Las falsas verdades difundidas por el mundo.
Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
El desprecio de sus gracias y sacramentos.
Las consolaré en todas sus aflicciones.
Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
La persecución de los que con sinceridad buscan implantar su Reino en el mundo.
Las ofensas continuas a su Padre.