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1. 
Dafnis y Cloe (Fragmento). Al día siguiente, de vuelta en la pradera, Dafnis, sentado, según solía, al pie de una encina, tocaba la flauta, a par que miraba sus cabras, encantadas, al parecer, con el dulce sonido. Cloe, sentada asimismo a la vera de él, miraba sus ovejas y corderos; pero miraba más a Dafnis. Y otra vez le pareció hermoso tocando la flauta, y creyó que la música le hermoseaba, y para hermosearse ella tomó la flauta también. Quiso luego que volviera él a bañarse y le vio en el baño, y sintió como fuego al verle, y volvió a alabarle, y fue principio de amor la alabanza. Ninfa candorosa, criada en los campos, no se daba cuenta de lo que le pasaba, porque ni siquiera había oído mentar el amor. Sentía inquietud en el alma; no podía dominar sus ojos y hablaba mucho de Dafnis. No comía de día, velaba de noche y descuidaba sus ovejas; ya reía, ya lloraba; si dormía, se despertaba de súbito; su rostro se cubría de palidez y luego ardía de rubor. Nunca se agitó más becerra picada del tábano. Acontecía a veces que ella a sus solas prorrumpía en estas razones: “Estoy mala e ignoro mi mal; padezco y no me veo herida; me lamento y no perdí ningún corderillo; me abraso y estoy sentada a la sombra. Mil veces me clavé las espinas de los zarzales y no lloré; me picaron las abejas y pronto quedé sana. Sin duda que esta picadura de ahora llega al corazón y es más cruel que las otras. Si Dafnis es bello, las flores lo son también; si él canta lindamente, no cantan mal las avecicas. ¿Por qué pienso en él y no en las avecicas y en las flores? ¡Quisiera ser una flauta para que infundiese en mí su aliento! ¡Quisiera ser un cabritillo para que me tomara en sus brazos! ¡Oh, agua perversa, que a él sólo haces hermoso y me lavas en balde! Yo me muero, queridas Ninfas. ¿Cómo no salváis a la doncella que se crió con vosotras? ¿Quién os coronará de flores después de mi muerte? ¿Quién tendrá cuidado de los pobrecitos corderos? ¿A quién encomendaré mi parlera cigarra, que cogí con tanta fatiga y que solía cantar en la gruta para que yo durmiese la siesta? En vano canta ahora, pues yo velo, gracias a Dafnis”. Así padecía, así se lamentaba Cloe, procurando descubrir el nombre de Amor. Entre tanto, Dorcon, el boyero que sacó del hoyo a Dafnis y al macho, mozuelo ya con barbas y harto sabido en cosas de Amor, se había prendado de Cloe desde el primer día, y como mientras más la trataba más se abrazaba a su alma, resolvió valerse de regalos o de violencia para lograr sus fines. Fueron sus primeros presentes, para Dafnis, una zampoña que tenía nueve cañutos ligados con latón, y no con cera, y para Cloe la piel de un cervatillo, esmaltada de lunares blancos, para que la llevase en los hombros, cual suelen las bacantes.
A.
Terminé de leer.
2. 
1. ¿Quién es el personaje femenino de la historia?
A.
A) Dafnis.
B.
B) Cloe.
C.
C) Dorcon
3. 
2. En el párrafo 3, la palabra “mentar” puede ser sustituida por:
A.
A) Mencionar.
B.
B) Lamentar.
C.
C) Padecer.
4. 
3. Según el texto, Cloe fue picada por:
A.
A) Las abejas.
B.
B) Los abejorros
C.
C) Las avispas.
5. 
4. De acuerdo al texto, ¿por qué Cloe ignoraba el mal que le aquejaba?
A.
A) Porque nunca antes se había enamorado y no conocía ese sentimiento.
B.
B) Porque tenía un dolor que nunca había experimentado.
C.
C) Porque no recordaba cuál era la causa de su dolor.
6. 
5. ¿Cuál es el punto central de la historia?
A.
A) El amor de Cloe por Dafnis.
B.
B) El cuidado de las ovejas.
C.
C) La hermosura de Dafnis.
7. 
6. ¿Qué es lo que Cloe está procurando descubrir?
A.
A) El amor que siente por Dafnis.
B.
B) La forma de enamorar a Dafnis.
C.
C) Lo hermoso que es Dafnis.