Existe el temor de que pueda conducir a una estricta reglamentación y rigidez.
El costo de producirlos y actualizarlos puede ser alto.
Facilitar el reclutamiento, selección, inducción, socialización, capacitación y desarrollo del personal.
Fortalecer la cadena de valor de la organización.
Si se sintetizan demasiado pierden su utilidad; pero si abundan en detalles pueden volverse complicados.
Si no se les actualiza periódicamente pierden efectividad.
Ahorrar tiempo y esfuerzo en la realización de funciones pues evitan la repetición de instrucciones y criterios de actuación.
Coadyuvar a la correcta realización y uniformidad de las labores encomendadas a todo el personal.
Relacionar las estructuras jerárquicas funcionales con los procesos de negocio.
Si se elaboran en forma deficiente se producen serios inconvenientes en el desarrollo de las operaciones.
Funcionar como medio de relación y coordinación con otras organizaciones.
Presentar una visión de conjunto de la organización (individual, grupal o sectorial).
Constituir un vehículo de orientación e información a los proveedores de bienes, prestadores de servicios y usuarios o clientes con los que interactúa la organización.
Muchas compañías consideran que son demasiado pequeñas para necesitar un manual que describa asuntos que son conocidos por todos sus integrantes.
Servir como una fuente de información para conocer la organización.
Mostrar claramente el grado de autoridad y responsabilidad de los distintos niveles jerárquicos que la componen.
Precisar las funciones asignadas a cada unidad administrativa, para definir responsabilidades, evitar duplicaciones y detectar omisiones.
Algunas consideran que es demasiado caro, limitativo y laborioso preparar un manual y conservarlo al día.
Promover el aprovechamiento racional de los recursos humanos, materiales, financieros y tecnológicos disponibles.
Se limitan a los aspectos formales de la organización y dejan de lado los informales, que también son muy importantes.