Una caja blanquita como la cal, todos la saben abrir, nadie la sabe cerrar.
¿Qué es eso que anda todo el día y nunca sale de su sitio?
Fui al cerro, corté un varón, cortarlo pude pero doblarlo no.
Fui por él y nunca lo traje.
Hay en una plaza nueva un monte, y en él dos cuevas; más abajo un hondo pozo, que tiene su brocal rojo; altas ventanas iguales; en ellas dos niñas cucas, que por entre sus cristales todo lo ven y todo lo cucan.
Por inútil y por viejo, me apartó el rey de su tropa, y sin darme pres ni ropa total me quitó el manejo, dejándome boca abajo, en pago de buen servicio.