No tienen miedo a decir lo que piensan, lo que los convierte en empleados “incómodos”
Diseñar un proceso de valoración de ideas ágil, poco burocrático y con criterios transparentes, y sobre todo, que no obligatoriamente deba pasar por su superior
Establecer un entorno de trabajo que potencie la creatividad y la confianza, y donde las ideas puedan fluir
Ofrecer un apoyo y estructura especial, ya sea a través de un programa de intraemprendedores o de incubadoras de ideas internas…etc.
Ofrecer tiempo a los intraemprendedores para desarrollar mejor las ideas (ya que al principio cualquier idea es débil
Son flexibles y ágiles, y valoran por encima de todo los actos (contras las “medallas”)
Diseñar procesos específicos para detectarlos, algo que no es trivial ya que a menudo están actuando “por debajo del radas”
Suelen tolerar mal la creciente burocracia que impera en las empresas, y buscan (y encuentran) formas de saltársela
Tienen entusiasmo y ganas de cambiar, y no perciben el cambio como algo negativo sino como una oportunidad
Crear una cultura de tolerancia al fracaso, donde se valore más la gente que (de forma controlada) se arriesga y crea que el que no hace nada.
Son personas críticas con la forma establecida de hacer las cosas, y no aceptan los “siempre se ha hecho así”
Están comprometidos con el futuro de la empresa, no con los objetivos particulares del reino de taifas creado por su superior directo.