En Mesopotamia, las ciudades se hacen más complejas y crecen gracias al surgimiento del comercio.
El río Nilo es la base de su economía. El desbordamiento del río posibilita la agricultura.
En un primer momento seremos nómadas y viviremos de la caza.
En las polis griegas se desarrolla la filosofía y la ciencia: Aristóteles, los sofistas, Platón…
Su origen es etrusco. Este pueblo, unido a los latinos que habitaban Roma irá expandiéndose por la península itálica hasta formar un gran imperio.
Surgen ciudades en el Creciente Fértil: las orillas del Tigris y el Éufrates.
Desarrollan un poderoso sistema de escritura que fue descubierto gracias a la Piedra Rosetta: los jeroglíficos.
Las aldeas se convierten en ciudades, se rodean de murallas y se organizan alrededor de un jefe.
Grecia se organiza en polis o ciudades – estado. Hay falta de unidad entre ellas, lo que crea tensiones.
Surge el primer comercio, basado en la fundición de metales y en la producción agrícola y ganadera.
En Egipto predominan los gobiernos teocráticos, en los que el faraón lo es por gracia divina.
Las pinturas rupestres en un primer momento representan animales. Poco a poco empiezan a pintar escenas de la vida cotidiana.
Durante el Neolítico nos haremos sedentarios. Comenzaremos a recolectar y a crear ganado.
Desarrollaron un arte basado en la razón, la proporción y el equilibrio. Su mejor ejemplo es el Partenón.
Dividimos su existencia en tres etapas: Monarquía, República e Imperio.
Aprendemos a fabricar objetos de metal: el cobre, el bronce y el hierro.
Desarrollan el primer sistema de escritura, realizado en tablillas de arcilla: la escritura cuneiforme.
Con el Imperio, los romanos expanden la lengua latina, el derecho, el arte (aprendido de los griegos, las formas de organización…las bases de la cultura occidental.