Pro 4, 1
Jos 6, 4
Mt 5,13
Lc 21,34
Gen 2,1
Rom 8, 6
Mc 8, 8
Is 44, 1
Jn 8,12
La carne tiende a la muerte, mientras que el Espíritu se propone vida y paz.
Ustedes son la sal de la tierra. Y si la sal se vuelve desabrida, ¿con qué se le puede devolver el sabor?Ya no sirve para nada sino para echarla a la basura o para que la pise la gente.
Siete sacerdotes irán delante del Arca tocando las siete trompetas que sirven en el Jubileo.
Así fueron hechos el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos.
Todos comieron hasta saciarse, y de los pedazos que sobraron recogieron siete cestos.
Jesús les habló de nuevo y dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.
Escuchen, hijos míos, las instrucciones de un padre y estén atentos para adquirir la prudencia.
Pero ahora, escucha, Jacob, siervo mío, hijos de Israel, a quienes yo elegí:
Estén alertas, no sea que se endurezcan sus corazones en los vicios, borracheras y preocupaciones de la vida y de repente, los sorprenda este día.