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Este don no significa tener compasión de alguien, sino que indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro vínculo profundo con Él. Se trata de una relación vivida con el corazón: es nuestra amistad con Dios, que nos dona Jesús, una amistad que cambia nuestra vida y nos llena de entusiasmo, de alegría.

Es el don del Espíritu que nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios y su amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, con respeto y confianza en sus manos.

Es el Don de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente eso: ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios.

"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos y Todos quedaron llenos del Espíritu Santo"

También llamado "Soplo de Dios", es símbolo de la acción vivificante y santificadora del Espíritu Santo. Por el "Soplo de Dios" el hombre cobra vida en la Creación.

Don del Espíritu Santo que nos ayuda a discernir los caminos y las opciones de nuestra vida.

Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.

Don del Espíritu Santo que nos hace ver la belleza de la Creación. Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en relación con su creador.

Don del Espíritu Santo que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades de la vida cristiana.

Si leemos el Evangelio con este don podemos comprender la profundidad de las palabras de Dios.