Son muy tentadoras, pero se corre el riesgo de perder el contacto con la realidad y sólo querer volar.
Son bestias crueles y vanas que no son fáciles de controlar, sólo a través de la fuerza se puede ocupar sus mentes.
Es fácil entrar en sus mentes pues son muy parecidas a las humanas, y además tienen más confianza en el cambiapieles. Con el tiempo, se hace muy fácil entrar en sus mentes.
Son presas, por lo que cualquier contacto prolongado convertirá al más valiente de los hombres en un cobarde.
Sus mentes son más difíciles de penetrar, pues el cambiapieles debe forjar un vínculo duradero, como un matrimonio. Un cambiapieles podrá empatizar con un lobo e incluso entrar en su mente, pero nunca domarlo.