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La búsqueda de trabajos en las ciudades

La llegada de extranjeros a las zonas urbanas

El traslado de numerosos operarios y sus familias hacia algunas ciudades porteñas

La ocupación de inmigrantes rurales en industrias

El traslado de trabajadores

El Estado entregó tierras habitadas por indígenas y campesinos pobres a inmigrantes, especialmente alemanes, croatas e italianos, durante el siglo XIX. Si bien los sectores dirigentes pensaban en un asentamiento foráneo de tipo semirrural, los nuevos habitantes se instalaron en zonas urbanas, como los alemanes en los alrededores del lago Llanquihue y de Valdivia; y los croatas en Punta Arenas.

En su mayoría campesinos del sur, hacia la pampa del norte chileno para trabajar en las salitreras: En torno al yacimiento se formaban las oficinas o campamentos de propiedad de las empresas mineras que dotaban de servicios sanitarios, educativos, de comunicación y entretención, usualmente de manera precaria. Se estima que en 1899 trabajaban aproximadamente 18 000 personas y que para 1914 esa cifra había aumentado a 46 000.

La introducción de nuevas tecnologías aplicadas al riego y a los cultivos, así como a la introducción de cepas mejoradas de semillas, disminuyó la fuerza laboral requerida por la economía agrícola.

Como resultado del ciclo exportador del período 1880-1930, había florecido un enorme circuito comercial que generó empleos. Ejemplo de ello fue el puerto de Valparaíso y sus zonas adyacentes, que albergaban en 1885 a 104 952 personas; en 1907 a 162 447, y en 1920, a 182 422.

Desde fines del siglo XIX, en ciudades como Santiago y Concepción, muchos inmigrantes rurales encontraron ocupación en las producciones manufactureras recién instaladas. Este proceso se intensificó a partir de las políticas de industrialización llevadas a cabo por los gobiernos radicales.