BERNARDA.- Y que pague la que pisotea la decencia.
BERNARDA.- Pero todavía no soy anciana y tengo cinco cadenas para vosotras y esta casa levantada por mi padre para que ni las hierbas se enteren de mi desolación. ¡Fuera de aquí!
ADELA.- (Sentándose.) ¡Ay, quién pudiera salir también a los campos!
BERNARDA.- Aquí no pasa nada. ¡Eso quisieras tú! Y si pasa algún día, estate segura que no traspasará las paredes.
ADELA.- (Fuerte.) ¡Déjame ya! ¡Durmiendo o velando, no tienes por qué meterte en lo mío! ¡Yo hago con mi cuerpo lo que me parece!
ADELA.- Es inútil tu consejo. Ya es tarde. No por encima de ti, que eres una criada; por encima de mi madre saltaría para apagarme este fuego que tengo levantado por piernas y boca.
LA PONCIA.- ¡Velo! Para que las gentes no escupan al pasar por esta puerta.
AMELIA.- Nacer mujer es el mayor castigo. MAGDALENA.- Y ni nuestros ojos siquiera nos pertenecen.
Frustración por las limitaciones asociadas a la mujer
Autoridad, opresión
Preocupación por las apariencias.
Castigo social a la que se salta las normas.
Preocupación por el qué dirán. Apariencias
Rebeldía, búsqueda de libertad
Deseo, pasión.
Deseos de libertad.