10.
El sabio Feng dijo: "Chou tomaba fuertes pócimas para dormir, que le daba su mismo médico, el honorable doctor Tsau. El asesino aprovechó su sueño para dibujar sobre la cara del mandarín las señales de la peste. En la piel del cadáver quedan todavía restos de tinta roja. Al despertar, Chou supo leer en el espejo el doloroso fin que le esperaba, y del que su médico tantas veces le había hablado. Entonces se cortó la garganta. Hubo un crimen, y las armas fueron un pincel de pelo de mono, unas gotas de tinta roja y un espejo." Leé las siguientes afirmaciones y marcá las correctas: