Al mundo no le importa tu autoestima. El mundo espera que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.
No ganarás 3 000 euros mensuales al salir de la universidad, y no serás vicepresidente de nada hasta que, con tu esfuerzo, te hayas ganado ambos logros.
Al mundo no le importa tu autoestima. El mundo espera que logres algo, independiente- mente de que te sientas bien o no contigo mismo.
La vida real no se divide en semestres, no tendrá largas vacaciones de verano, de Pascua, de Navidad, del patrón del colegio, puentes, etc., y pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo eso tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.
En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En el colegio tienes continuas oportunidades para ir aprobando exámenes, y para que tus tareas te resulten más fáciles y llevaderas. Esto no te ocurrirá en la vida real.
La vida no es justa. Acostúmbrate a ello.
Sé amable con los empollones. Hay muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.
La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir de la cafetería para irse a trabajar.
Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Este sí que no tendrá vocación docente ni la paciencia requerida.
. La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir de la cafetería para irse a trabajar.
Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como ahora. Empezaron a serlo al pagar tus cuentas, lavar tu ropa y escuchar tus quejas. Así que, antes de emprender tu lucha por salvar los bosques contaminados por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.