1
Movimiento que retorna a los mitos clásicos pero rechaza lo imaginativo y lo fantástico. No se escribía para entretener, sino para educar. La literatura en este movimiento tiene un marcado carácter crítico, didáctico y moralizador, de ahí que se cultivase la fábula con el objetivo de ofrecer al lector, consejos y enseñanzas que denominaremos moralejas, y que solían estar puestas en boca de animales.
2
Movimiento que tiene lugar mientras sucede el descubrimiento de América. Vuelven a retomar los mitos grecolatinos, recuperando el papel de la naturaleza como símbolo de perfección y placer. La misma es ahora domesticada por el hombre. Valoran la razón y la ciencia por encima de la fe religiosa, lo que genera el paso del teocentrismo al antropocentrismo.
3
Movimiento literario en el que no se puede realizar una lectura completa de las obras sin tener en cuenta el contexto político y social en el que fue escrita. Las obras se caracterizan por la absoluta libertad en política, moral y arte.
4
Movimiento en el que surgen obras literarias entendiéndolas como el principal medio para hacer públicas sus opiniones y protestas. De esta manera los escritores denunciaban injusticias o algún aspecto que consideraban inadecuados.
5
Época gobernada por la sociedad feudal y los pensamientos teocéntricos. Utilizaron formas geométricas dejando de lado la ornamentación naturalista del período clásico. Se escribían obras acordes al cristianismo.
6
Tendencia que aspira a la semejanza o la correlación lo más exacta posible entre las formas de arte y representación, y la realidad misma que las inspira.
7
En este período acontecen dos movimientos en simultáneo: por un lado el conceptismo (corriente que profundiza el sentido o concepto de las palabras), y por otro el culteranismo (cultiva la forma de las palabras dejando en segundo plano su contenido)