El Romanticismo. El nuevo concepto de belleza sublime de la naturaleza se convierte en protagonista.
El Cristo renacentista es, por tanto, un ideal de belleza clásica que refleja serenidad y perfección; sin embargo, en España, los signos pasionistas no desaparecieron tanto como en Italia, y el sentimiento trágico tan propio del pueblo y del clero hispano prevalecería en no pocas ocasiones sobre la armonía de las proporciones.
Los postimpresionistas continuaron utilizando colores vivos, una aplicación compacta de la pintura, pinceladas distinguibles y temas de la vida real, pero intentaron llevar más emoción y expresión a su pintura. Sus exponentes reaccionaron contra el deseo de reflejar fielmente la naturaleza y presentaron una visión más subjetiva del mundo.
En el arte paleocristiano de la Antigüedad Tardía no es un tema muy tratado. La figura de Cristo a veces se acompaña de la cruz, pero no representando la escena de su muerte. Además del Crucificado se identifican otros personajes: Longinos, la Virgen y San Juan.
El surrealismo o superrealismo fue un «movimiento literario y artístico que busca trascender lo real a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional»
El tema en el arte occidental de la Plena Edad Media pasa, de tratarse de una forma hierática en el Románico (Jesús aparece como Cristo en Majestad, vencedor sobre la muerte y completamente vestido a pesar de estar en la Cruz, o en todo caso hierático y solemne)
la escultura gótica se acerca al naturalismo y a una estética basada más en la sensación que en la razón. Las figuras dejan de transmitir distanciamiento y majestad para mostrarse cercanas al fiel que las contempla. La graciosa curvatura sustituye a la rígida verticalidad, los severos y artificiosos plegados se ven reemplazados por una mayor libertad en el trazado de las vestiduras, y el hieratismo de los semblantes da paso a unos rostros dulces y humanos.
En el arte bizantino de la Edad Media el tema pasa a tener un gran desarrollo, especialmente en mosaicos e iconos. En general, durante la Alta Edad Media fue más habitual la Crux gemmata (el crucifijo decorado con piedras preciosas, incluso en su representación pictórica) que la representación figurativa de Cristo crucificado.
el Crucificado barroco: *La cruz se hace arbórea, patíbulo de martirio; *la efigie del cuerpo se advierte el estudio empírico de cadáveres para expresar mejor el sufrimiento y la agonía. *el sudario es una tela agitada por el viento y sujeta con una cuerda sórdida que lastima la piel del Justo, finalmente *la corona de espinas, aunque a veces desaparece para mostrar la frente herida, es una gruesa rama natural, que se enrosca en torno al cráneo, con espinos que le horadan la piel. A medida que avanza el período estos elementos crecen en naturalismo y sentido dinámico.